Javier
Paz García
Una
fuente inagotable de demagogia es el tema de cuánto deberían ganar los
funcionarios públicos. Uno podría justificar los bajos salarios para los
funcionarios públicos diciendo que el servicio público es un acto de vocación y
que por lo tanto requiere de un sacrificio. Sin embargo existe un gran número
de personas (posiblemente la gran mayoría) que no trabajan para el Estado por
sentir una vocación especial o por lograr el “bien común”, sino simplemente
porque tienen que alimentar a su familia como cualquier otro mortal, necesitan
de un trabajo para vivir y lo encontraron en alguna dependencia estatal. Los
mensajeros, secretarias, recepcionistas, asesores, abogados, etc., trabajan más
por necesidad que por vocación, ¿pero sucede lo mismo con ministros,
parlamentarios y jueces? Sin lugar a dudas que existen personas que tienen una
vocación de servicio a la comunidad y eligen la política para vivir su
vocación, pero la realidad es que con o sin vocación, también necesitan
alimentar a su familia.
Los
gobiernos populistas a menudo llevan la bandera de la austeridad y de reducir
los sueldos, pero esto va en contrasentido con el mensaje popular que llevan.
Para explicarlo, imaginemos que los políticos no roban y solo viven de su
sueldo. Si el Estado quiere que la mayor cantidad de gente se interese en la
política y participe como candidato a los puestos electivos o como funcionario,
lo mejor que puede hacer ofrecer sueldos elevados. Por el contrario, si el
Estado quiere políticos elitistas, puede determinar que el sueldo de los
ministros y parlamentarios sea cero. Con ello atraerá solo a los millonarios a
los cargos electivos, a aquellos que no necesitan trabajar para vivir.
La
calidad de los funcionarios es también proporcional al salario: sueldos altos
atraerán a personas mejor calificadas tanto para cargos electivos, como
designados. La corrupción tiene una relación inversamente proporcional a los
sueldos. No cuesta lo mismo sobornar a un policía que gana 200 dólares a otro
que gana 1000. Nadie duda que en este país, los policías y los ministros ganan
más de lo que dice la planilla de sueldos y muchos entienden y justifican la
corrupción, porque los sueldos que reciben oficialmente no son suficientes, en
el caso de un policía para sustentar a la familia, y en el caso de un ministro
para atraer a personas calificadas y probas.
Sueldos
más altos a la larga harán que tengamos mejores policías, jueces, políticos y
servidores públicos en general.
Santa Cruz de la Sierra, 02/02/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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