Javier
Paz García
A
menudo la gente cree que la solución a un problema es crear leyes. Y la
legislación en todos los países abunda en buenas intenciones para acabar con la
pobreza, mejorar la salud, brindar una educación de calidad, proteger al
consumidor, etc., sin tener los resultados esperados. Probablemente el caso más
curioso es el de una pequeña ciudad europea que mediante ley ¡exigía la
inmortalidad de sus habitantes o en todo caso la clarividencia de saber cuándo
se iban a morir! Este municipio prohibía que la gente muera dentro de su
jurisdicción, por lo tanto los residentes estaban obligados a saber el momento
de su deceso y tener la cortesía de retirarse a pueblos vecinos antes de
celebrar tan importante evento.
En
un mundo perfecto, los niños deberían tener padres amorosos que les den
sustento y educación. No vivimos en un mundo perfecto y muchos niños se ven
obligados a recortar su infancia y desempeñar funciones que corresponden a un
adulto. Las razones para que un niño tenga que trabajar son diversas: abandono
del hogar por tener padres abusivos, situación de pobreza de los padres,
familias que tienen más hijos de lo que económicamente son capaces de sustentar,
discriminación hacia las niñas, abandono de los padres, hasta llegar incluso a
la venta de hijos para trabajar en condiciones de semi-esclavitud, como sucede
en Asia.
El
presidente Evo Morales ha indicado no estar de acuerdo con legislar la edad
mínima de trabajo y tiene razón. Por muy triste que sea la realidad de que hay
niños que trabajan, hacer leyes para prohibir el trabajo infantil, no soluciona
nada. No soluciona la causa, que principalmente es la pobreza de muchas
familias, y no soluciona la consecuencia, ya que los niños seguirán trabajando,
porque es absolutamente necesario para su sobrevivencia.
Prohibir
el trabajo infantil de hecho puede tener efectos contraproducentes, ya que, al
convertirse en algo ilegal, quienes contratan niños, operan con mayor
clandestinidad y frecuentemente ofrecen peores condiciones laborales.
El
trabajo infantil se elimina con desarrollo económico, pero el proceso de
desarrollo toma tiempo (y requiere un marco institucional que por cierto no
existe en Bolivia). Mientras tanto, la sociedad, mediante instituciones de
beneficencia, tiene un rol activo para ayudar a cuantos niños sea posible a
devolverles la infancia para que puedan jugar cuando es tiempo de jugar.
Santa Cruz de la Sierra, 26/12/13
http://javierpaz01.blogspot.com/
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