Javier
Paz García
Cuando
hablamos de derechos humanos Es importante entender qué significa decir que la
libertad de expresión es un derecho. Le impone al Congreso la prohibición de
legislar sobre religión o que coarte la libertad de expresión y de prensa. Es
decir que la primera enmienda le prohíbe al gobierno hacer leyes o tomar
acciones que limiten la libertad de los ciudadanos de emitir su opinión, de
poseer medios de prensa y de reunirse pacíficamente. La primera enmienda
establece a la libertad de opinión como un derecho negativo que limita al
Estado. Así lo pensaron quienes la redactaron y así la entendieron quienes
posteriormente en otras naciones establecieron sistemas republicanos de
gobierno basados en la protección de las libertades civiles y políticas.
Sin
embargo el derecho a la libertad de expresión a menudo es tergiversado. Una
forma frecuente tergiversación es alegar que tal derecho implica que una madre
no puede callar a su hijo o un profesor a su estudiante. El error de este
razonamiento consiste en no entender que el derecho a la libertad de expresión
es una limitación del Estado con sus ciudadanos. Es el Estado el que está
prohibido de prohibir. Y dado que el Estado tiene el monopolio de las leyes y
del uso legítimo de la fuerza, es una limitación bastante prudente.
También
abundan quienes consideran que un medio de prensa está en la obligación de
publicar todo lo que alguien quiera opinar y que no hacerlo es coartar la
libertad de expresión. Esta falacia se basa en la idea de que la libertad de
expresión es un derecho positivo, es decir que otros están en la obligación de
velar para que yo pueda expresarme donde quiera y como quiera. El dueño de un
medio de comunicación no tiene tal obligación con nadie y al excluir la opinión
de alguien, de ninguna manera le coarta su libertad porque esa persona es libre
de decir lo que quiera a los cuatro vientos, escribir un libro, crear un blog o
hacer su propio medio de prensa.
Estos
errores de razonamiento conllevan a exigir cosas que no corresponden, a
reclamar privilegios barnizándolos con el título de “derechos” y no
infrecuentemente conllevan a que el Estado restrinja la libertad de expresión
con el pretexto de defenderla, ampliarla o democratizarla.
Santa
Cruz de la Sierra, 16/08/12
http://javierpaz01.blogspot.com/
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