Javier
Paz García
La
potestad que se atribuye el Estado para determinar incrementos salariales en el
sector privado es un atropello y un robo y convierte al gobierno en un
usurpador. Alguien podrá objetar que calificar así al gobierno es una
hipérbole, una exageración e incluso un exabrupto. Para justificarme recurro al
diccionario: el robo es un “delito cometido contra la propiedad privada por el
que toma con violencia lo que no le pertenece” y ladrón es quien “hurta o
roba”. Dado que el Estado dispone de lo que no le pertenece y lo hace por la
fuerza (el incremento salarial no es voluntario), entonces estamos ante un robo
en todo el significado de la palabra.
El
gobierno tiene el derecho y la obligación de determinar incrementos salariales para
los trabajadores públicos y nada más. Los trabajadores, de manera independiente
o en asociaciones y sindicatos tienen el derecho de negociar aumentos
salariales con sus empleadores, como también tienen el derecho de renunciar a
sus trabajos si no están de acuerdo con las condiciones laborales, entre ellas
su salario. Pero el gobierno y los sindicatos no tienen derecho a decidir qué
hacer con la plata de otros. Por supuesto que lo hacen y es legal, como han
sido legales muchos atropellos y hasta genocidios, pero sigue siendo una
violación de los derechos a la propiedad privada, a la libre y voluntaria
asociación, a los contratos entre empleados y empleadores y atenta contra las
empresas y los emprendedores.
Los
dirigentes de los gremios empresariales no tienen una posición tan radical como
la anteriormente expuesta y piden ser parte de la negociación para tratar que
la violación no sea tan dolorosa. Desde un punto de vista práctico y de corto
plazo tienen razón en actuar así, ya que no sacan nada con defender principios:
mejor es negociar y paliar el batacazo. A largo plazo no estoy seguro que lo
que hacen sea lo correcto ya que le dan legitimidad a una práctica ilegítima y
usurpadora, que además es contraproducente contra la economía y contra los
mismos trabajadores.
Cuando
un grupo de ladrones planea robar una casa, lo hace cuando no están los dueños.
Cuando la Central Obrera Boliviana y el gobierno se reúnen para decidir el
incremento salarial actúan como ladrones planificando un robo; es perfectamente
entendible que no quieran que estén los empresarios para decidir cuánta plata
quitarles.
Santa Cruz de la Sierra, 23/04/17
http://javierpaz01.blogspot.com/
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