Javier Paz García
Hace algunos días Roberto Barbery Anaya renunció al canal PAT debido a presiones del canal y del Gobierno que buscaban limitar su libertad de expresión. No conozco personalmente a Roberto, pero siento tristeza por su alejamiento de la televisión y molestia por las razones que lo llevaron a tomar tal medida.
Sin necesariamente compartir todas sus opiniones, admiro su entereza ética, sus principios libertarios y su capacidad analítica. Roberto ha demostrado en Fisuras ser un hombre inteligente e instruido, con alto valor ético y estético y de convicciones bien definidas y defendidas. Poco amigo de la diatriba y amante de la lucha de ideas y argumentos, discutir con él es discutir principios y valores y no una competencia de improperios y acusaciones adyacentes e irrelevantes. Docto en la lógica como en la retórica, de un léxico prolijo, como prolijos son sus conocimientos de historia, filosofía y letras, Roberto nos deleita con su palabra. También nos molesta, porque cuando se está en desacuerdo con él, refutarlo requiere del más cuidadoso ejercicio intelectual.
Quisiera decir de Roberto que es un gran cruceño, pero siento que pecaría de injusticia al hacer esa afirmación. Roberto es mucho más que eso, como Borges, es un hombre universal, preocupado por los temas que conciernen al individuo universal (libertad individual, tolerancia, la búsqueda de la razón, la verdad y la felicidad) independientemente del espacio geográfico en el que habite. Hombre capaz de defender sus convicciones incluso a costas de ser tildado de traidor por mentecatos nacionalistas y regionalistas.
Intereses económicos privados y la presión de un Gobierno sin la mínima convicción democrática lograron su renuncia. Con esto, la televisión pierde a uno de sus mejores analistas. Sin embargo, en la tristeza que nos embarga también hallamos motivos de alegría. Alegría por constatar que existen personas que están dispuestas a defender sus principios más allá de razones mercantilistas. Porque es esperanzador encontrar personas con ética y honestidad en esta sociedad plagada de corruptos, vividores y Judas dispuestos a venderse por treinta monedas. Porque Roberto se convierte en un ejemplo y en una guía para aquellos que pretendemos seguir sus pasos. Porque tuvo que haber expuesto alguna o muchas verdades irrefutables y lo suficientemente molestosas como para que intenten acallarlo.
Por lo anteriormente expuesto, declaro mi admiración, mi apoyo y mi esperanza de ver pronto a Roberto Barbery regalándonos sus Fisuras desde cualquier otro canal.
Santa Cruz de la Sierra, 06/11/07.
El Deber, 13/11/07.
martes, 6 de noviembre de 2007
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2 comentarios:
Némesis de la idiotez, Roberto ha demostrado reiteradamente que no admite tutelajes ni mandatos sacrosantos. Rememorando a José María Vargas Vila, él prefiere continuar viviendo como librepensador antes que tolerar eventuales castraciones.
El Sr. no ha muerto!!
Solo que ahora le va a tocar cambiar su estrategia de juego.
Muchos homenajes ya.. es hora de conseguirle un espacio en algun otro medio de comunicacion.
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