Javier Paz García
Después de más de seis meses de no hacer nada, nuestra Asamblea Constituyente por fin ha empezado a trabajar en aquello para lo que fue convocada: la reforma total de la Constitución. Pero ha pesar del tiempo perdido, creo que podemos tener confianza en nuestros asambleístas ya que en los últimos días han mostrado madurez y compromiso con las necesidades fundamentales del pueblo. Como evidencia de ello quiero resaltar algunos de los grandes problemas que Bolivia confronta y que afortunadamente la Asamblea Constituyente ha dado prioridad.
La soledad del Cóndor en el Escudo de Armas: nuestro pobre cóndor lleva más de un siglo de total soledad y para colmo, obligado a mantener las alas abiertas. ¡Imagínense si usted tuviera que estar parado en una pata con los brazos arriba, por los siglos de los siglos! Yo ya hubiera renunciado al puesto. Nuestro cóndor no está contento con tal situación y su mal genio ha causado un efecto psicológico en el pueblo que ha derivado en décadas de desempleo y pobreza. La solución – que con mucha sabiduría han ideado nuestros asambleístas – es enseñarle al cóndor a acullicar y colgarle una bolsita con hojas de coca, ‘bico’, dos cajetillas de cigarrillos Casino y una botella de singani 3 estrellas. Yo sugeriría que también le colguemos una hamaca y le pongamos televisión. Con eso, nuestro pobre cóndor la va a pasar de maravilla.
El daño histórico causado por la Coca Cola: ¡es que es una falta de respeto que se atrevan a usar el nombre de la sagrada planta milenaria en una gaseosa! Nuestros sabios asambleístas han dirigido uno de los estudios más serios de la comunidad científica. El estudio tomó 25 años y tuvo la colaboración los más respetados yatiris y expertos en la materia. Éste explica como el uso indiscriminado de la palabra ‘coca’ en la bebida ‘Coca Cola’ ha causado un daño superior al enclaustramiento marítimo y demuestra científicamente que si el departamento Cochabamba se llamara Coca-y-zamba, la sabiduría milenaria se apoderaría de sus habitantes y construirían un cohete para viajar a Marte.
El monocromismo de la bandera nacional: que tiene tres colores pero que de todas maneras palidece a los siete de la whipala. Con el incremento en el número de colores de la bandera, nuestros iluminados asambleístas calculan que la felicidad de los bolivianos aumentará en 133% en días normales y 266% en feriados. Algo que se me ocurrió es que la whipala también es más práctica que la tricolor porque podemos tenderla en el piso y usarla de tablero para jugar un ajedrez chuto.
Realmente los últimos días han dado aliento y esperanza al pueblo boliviano que ha visto como nuestros sabios asambleístas entienden verdaderamente los más profundos problemas de Bolivia y tienen la capacidad e inteligencia suficientes para encontrar las soluciones acertadas. Su tino, su visión, su entendimiento de las prioridades esenciales del pueblo, su sentido común y su creatividad ante los problemas más complejos merecen ser reconocidos. ¡Felicidades y sigan adelante!
Fayetteville, 15/03/07.
El Deber, 11/05/07.
jueves, 15 de marzo de 2007
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