Javier
Paz García
Dicen
que si largamos una rana a una olla con agua caliente, inmediatamente salta
para salir, pero si la metemos en agua a temperatura normal y vamos
calentándola paulatinamente, la rana se quedará plácida hasta morir. No es
infrecuente ver una situación similar con relación a los derechos y libertades
de las personas: los gobiernos que intentan reducir los derechos y libertades
de la población de forma abrupta, son frenamos por las protestas y el rechazo incluso
violento del pueblo, pero cuando las usurpaciones pequeñas y espaciadas en el
tiempo, la gente las acepta mansamente.
En
Bolivia hemos vivido una década de disminución de nuestros derechos civiles y políticos.
La libertad de expresión y prensa, el acceso a una justicia independiente y
oportuna, los derechos de propiedad en general han sufrido serios retrocesos.
Paulatinamente también estamos perdiendo nuestra patria potestad. Los padres
cada vez tienen menos tuición sobre la educación formal de los hijos. Digo
educación “formal”, porque los padres educamos a nuestros hijos desde que nacen
y los valores (que es lo más importante de la educación) inevitablemente se
inculca en el entorno familiar. Pero no es lo único y los niños necesitan
aprender historia, matemáticas, escritura, ortografía, sintaxis, ciencias
naturales, etc. y para ello acuden a colegios.
Siendo
la educación una responsabilidad de los padres (y no del Estado como piensan muchos),
los padres deben tener el derecho a involucrarse y determinar las áreas de
educación que quieren para su hijo. En ninguna parte esto es más evidente que
en el área religiosa. Por ejemplo, en la mayoría del mundo occidental
consideraríamos una aberración obligar a padres musulmanes a que sus hijos se
conviertan al catolicismo.
En
Bolivia el Estado está cada vez más involucrado en la educación de nuestros
hijos. Determina a qué edad deben entrar al colegio, qué deben aprender en cada
etapa, hasta ha dispuesto que ya nadie puede aplazarse y repetir curso, aunque no
tenga los conocimientos suficientes para entrar al siguiente nivel, lo cual a
la larga es un perjuicio para el niño. En fin, el Estado se atribuye una serie
de prerrogativas sobre la educación privada formal que atentan contra la patria
potestad de los padres. Creo que, como la rana, los padres nos estamos dejando
cocinar.
Santa Cruz de la Sierra, 17/01/16
http://javierpaz01.blogspot.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario