Javier Paz García
La crisis económica que vive actualmente el planeta comienza a finales del año 2006 con la desaceleración y posterior caída del mercado inmobiliario en los Estados Unidos. Las causas principales de esta burbuja inmobiliaria fueron las bajas tasas de interés fijadas por la Reserva Federal de los Estados Unidos, los incentivos fiscales creados por el gobierno de los Estados Unidos, y la relajación en los requisitos para otorgar créditos inmobiliarios por parte de agencias semi - gubernamentales como Freddie Mac y Fannie Mae, las cuales controlan cerca del 50% del mercado inmobiliario estadounidense.
Posteriormente las entidades financieras privadas empiezan a titularizar las hipotecas y a venderlas por todo el mundo sin realizar un adecuado análisis de riesgo de las mismas.
Es decir, el gobierno de los Estados Unidos, tomó decisiones equivocadas, bajando las tasas de interés, dando incentivos fiscales y bajando los requisitos para que la gente pueda acceder a una hipoteca y estas decisiones equivocadas llevaron a un auge y luego la caída del sector inmobiliario. Lo irónico es que el gobierno, el cual tomó las malas decisiones que llevaron a la crisis, culpó al sector privado de la misma, y decidió que es el gobierno quien, con su sabiduría y su búsqueda del bien común va a salvar al mundo (Keynes vuelve con fuerza).
No cabe duda que el gobierno de Estados Unidos es uno de los principales responsables, de la burbuja inmobiliaria que luego ocasionó la crisis financiera y terminó en una crisis mundial. Sin embargo sería interesante analizar por ejemplo, el rol del gobierno chino en la creación de la burbuja inmobiliaria.
Para mantener su divisa subvalorada y favorecer sus exportaciones, el gobierno chino ha comprado dólares y bonos del tesoro de Estados Unidos por un valor de 900.000 millones de dólares. Esto provocó un aumento de la liquidez, una caída en el nivel de ahorros y un mayor nivel de endeudamiento en el país del norte.
Es improbable que la crisis hipotecaria norteamericana hubiera tenido la intensidad que tuvo, si China, no hubiera financiado la economía norteamericana por una década, como lo hizo y lo sigue haciendo.
De la misma manera, no se pueden dejar de lado los ataques terroristas del 11 de septiembre en la determinación de bajar las tasas de interés.
No es la intención de este artículo determinar cuáles son los culpables de la crisis financiera mundial, sino precisamente, mostrar la dificultad de hacer esa determinación. La economía global es interdependiente, y lo que pasa en un país tiene repercusiones en muchos más, como lo demuestran la crisis asiática del 97, o la crisis de las hipotécas subprime del 2008. Además, así como toma muchos años para poder cosechar los frutos de una semilla de naranjo, también los efectos (buenos o malos), que vivimos hoy, pueden ser producto de decisiones tomadas hace años o incluso décadas por personas o países ajenos a nosotros.
Santa Cruz de la Sierra, 04/10/09
viernes, 16 de octubre de 2009
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