Javier Paz García
Luego de una instructiva introducción semántica sobre ética el señor Abraham Enders en su nota “La valoración ética” (El Deber, 22/04/09) comete tergiversaciones e imprecisiones sobre un artículo mío (Liberalismo contra socialismo: una valoración ética, El Deber, 14/04/09) por las que debo replicar.
Primero, en mi artículo digo que “los socialistas tienen una visión mesiánica de sí mismos” Sin embargo Enders escribe: “… el Sr. Paz, construyendo, en sus propias palabras, “una visión mesiánica de una moralidad superior”: la ética liberal por sobre la socialista.” Es decir Enders me imputa una cita que no escribí y además tergiversa mis palabras cuando afirma que atribuyo la visión mesiánica a la ética liberal, cuando en realidad lo hago a los socialistas.
Segundo, Enders se “sorprende (de) la inclusión de Torquemada, el inquisidor del siglo XVI, entre los socialistas”. Tal vez su sorpresa se deba a un intento de tergiversación o simplemente a que no sabe leer, ya que en ningún momento afirmo que Torquemada fue socialista, sino que encaja en el perfil de líder mesiánico. Es cierto que incluyo a Torquemada en una lista en la que figuran notables socialistas, lo que puede llevar a un lector descuidado a cometer el error de Enders.
Enders afirma: “que el Estado intervenga en asuntos tales como las creencias religiosas es una praxis de muy antigua data… que la ética liberal del siglo XIX y sus prohombres nunca intentaron desmantelar”. Semejante afirmación muestra un desconocimiento aparentemente absoluto de la materia en la cual mi crítico decidió voluntariamente embarcarse. Y para probarlo cito un fragmento de la 1er enmienda de la Constitución de los Estados Unidos: “El Congreso no hará ley alguna con respecto a la adopción de una religión o prohibiendo el libre ejercicio de dichas actividades”. Podemos citar a John Locke, David Hume o Adam Smith como ejemplos adicionales que desacreditan la afirmación de Enders. Por ejemplo Locke (1632-1704) inicia su ensayo “Toleración A” con estas palabras: “Creo que los clérigos deberían, como los embajadores, tratar de suplicar, convencer, y persuadir a los hombres sobre la verdad en vez de solicitar al magistrado a forzarlos a su creencia”. La libertad de religión y de expresión eran centrales para estos pensadores; sus numerosos tratados sobre tolerancia, ética, gobierno y religión lo atestiguan sobradamente e influyeron en todo el mundo para que en los siglos posteriores (incluido el XIX) los Estados no persigan o castiguen a quienes no profesaran la religión oficial. Y si quiere ejemplos específicos del siglo XIX le recomiendo leer a Alexis de Tocqueville o Juan Bautista Alberdi.
Enders también afirma que “la ética liberal de las últimas dos décadas ha llevado a la práctica la desintegración de toda forma de solidaridad y armonía”. Ésta es una opinión subjetiva para la cual Enders no aporta ninguna sustentación. Yo podría rebatirla afirmando por ejemplo que los estadounidenses tienen uno de los más altos niveles de donación per cápita (excluyendo las donaciones del gobierno de EEUU) y que podemos encontrar muchos ejemplos de solidaridad entre los bolivianos. O podría disertar, si el espacio me lo permitiera, sobre cómo el socialismo, al transferir al Estado responsabilidades que le corresponden al individuo, termina socavando el sentido de responsabilidad del mismo como también el de solidaridad.
La Paz, 29/04/09
miércoles, 29 de abril de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario