Javier Paz García
Los cruceños – y creo que la mayoría de los bolivianos – nos sentimos indignados cuando el secretario general de la OEA, Miguel Insulza declaro que en Bolivia no pasaba nada y que no veía nada malo en la constitución masista. Es que semejante declaración es un insulto a la inteligencia y teníamos todo el derecho y la obligación de rechazar ese dislate.
Sin embargo desde entonces Santa Cruz ha descalificado a la Iglesia, ha descalificado a otra misión de la OEA, ha descalificado misiones de Brasil, Argentina y Colombia.
A la Iglesia se la descalificó cuando se dijo que el Monseñor Juárez no puede participar en el diálogo porque vive en El Alto, lo que implicaría que el Cardenal Terrazas tampoco puede participar en el diálogo porque vive en Santa Cruz. No había motivo para tal reacción ya que el Monseñor Juárez, hasta donde yo sepa, no ha dado muestras de parcialidad con el Gobierno, y sin embargo se lo ha descalificado sin pruebas.
Similar situación ha sucedido con la misión Caputo de la OEA y las misiones de los países amigos a quienes se les ha acusado de “defender sus intereses” (frase favorita de los masistas).
Me preocupa semejante actitud porque es innecesaria e injusta. Se está juzgando a instituciones y a las misiones internacionales, sin que hayan dado muestras parcialidad. La misión Caputo, por ejemplo, con mucho apego a la verdad dijo que la situación de Bolivia era compleja y con mucha prudencia, evito mostrar apoyo a uno u otro bando. Similar actitud han tenido los otros actores, lo cual es un reconocimiento implícito de que el Gobierno tiene su parte de culpa y responsabilidad con respecto a la actual crisis. Debemos aplaudir tales pronunciamientos, especialmente si consideramos que hasta hace poco, el apoyo era a favor del Gobierno; ahora, por lo menos dudan, y prefieran callar.
Y cuando empieza a haber un cambio en la comunidad internacional, Santa Cruz decide descalificar a todos los actores dispuestos a mediar, con lo que únicamente consigue dar una impresión de intransigencia, aislándose y dejando al Gobierno en la mejor posición posible, es decir en la posición de víctima, de pobresito que quiere diálogo, que quiere paz, que quiere la unidad de Bolivia pero que no puede lograrlo, porque ahí están los oligarcas cruceños que solo quieren “defender sus intereses” (frase favorita de los masistas).
Me preocupa que descalifiquemos a la comunidad internacional porque necesitamos de ellos, necesitamos mostrar a la comunidad internacional que tenemos razón ¡porque tenemos razón!
Y hay que ser claros, el referéndum es un objetivo inclaudicable. No tenemos por que ceder un milímetro al respecto y eso tenemos que anunciarlo a los cuatro vientos; pero eso no implica que no podamos sentarnos con quien sea que quiera dialogar. No implica que debamos descalificar a todos aquéllos que no se pronuncien a nuestro favor. No implica que debamos aislarnos.
No nos cuesta nada sentarnos con quien sea necesario, y si en el camino, se muestran parciales, pues podremos descalificarlos, pero no acusemos a nadie, antes de haber cometido el delito (a veces el silencio y la prudencia ayudan).
Lo dije en un artículo anterior, no es momento de ser hormonales, es momento de ser inteligentes.
La Paz, 04/04/08
El Deber, 04/08/08
viernes, 4 de abril de 2008
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1 comentario:
Si tienen la razón, ¿por qué la UJC? No suena coherente. Al contrario. Suena "self-refuting"...
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