Javier
Paz García
En
la naturaleza los animales compiten entre sí para sobrevivir en una lucha donde
a menudo se pone en juego la vida y la muerte. Por ejemplo el león debe matar
al ñu para alimentarse y el hipopótamo macho debe pelear con otros para
conseguir y conservar su territorio.
Al
capitalismo y al libre mercado muchas veces se lo compara con tal estado
natural. Frases como “capitalismo salvaje” evocan esta errónea asociación. El
capitalismo (entendido como respeto a la propiedad privada y el libre comercio)
es básicamente un sistema de cooperación a nivel global. Un celular diseñado en
Estados Unidos y ensamblado en China usando partes y materias primas de varios
países es distribuido e intercambiado en todo el mundo y todo de forma voluntaria.
Yo no conozco a quienes hilaron la ropa que tengo, pero he adquirido esa ropa
mediante un sistema de intercambio pacífico, voluntario y mutuamente
beneficioso. Dentro de este sistema de cooperación a nivel global existe
competencia para producir eficientemente; las empresas que producen el mismo
bien a un menor costo o que producen bienes diferenciados y con valor agregado
para el consumidor son las que crecen y las empresas que producen bienes caros,
desaparecen. Todo esto significa que la competencia capitalista produce el
mayor beneficio posible para los consumidores, que por cierto somos todos. Por
supuesto en este sistema hay empresas que desaparecen y gente que pierde su
trabajo, pero la pérdida de empleos es temporal. En tal sentido, el capitalismo
nada tiene de salvaje en el sentido de poner en juego la vida y la muerte y más
bien es la máxima expresión de un mundo civilizado, donde se deja de lado el
uso de la fuerza y las cosas se consiguen mediante el mutuo acuerdo y el intercambio.
La competencia capitalista es la forma en la que logramos que quienes producen
zapatos sean los mejores para producir zapatos, quienes producen vehículos sean
los mejores para producir vehículos, quienes provean educación sean los mejores
para proveer educación, etc.
Existen
sistemas humanos más parecidos a la brutalidad de la naturaleza. Los sistemas
totalitarios, incluidos los sistemas socialistas son formas de organización
donde el más fuerte se impone al más débil mediante la fuerza y donde la competencia
por el poder implica generalmente la lucha por la vida y la muerte. Las guerras
de conquista y las luchas de poder político tienen más parecido con el
salvajismo de la naturaleza que el sistema capitalista.
Santa Cruz de la Sierra, 25/09/16
http://javierpaz01.blogspot.com/
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