Javier
Paz García
Es
importante señalar que los problemas que viven los griegos no se deben a la
austeridad, sino al despilfarro. La austeridad es una consecuencia inevitable
así como lo es la resaca luego de una noche de borrachera. Otro elemento
importante de señalar es que la crisis griega no se debe a al sector privado,
las empresas transnacionales o los bancos de financiamiento como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), sino al gobierno griego.
El gobierno griego, desde que entró a la zona euro y hasta no hace mucho,
sistemáticamente gastó más de lo que recaudaba y financió ese gasto con deuda.
Ni
el sector privado, ni las transnacionales ni el FMI obligaron al gobierno
griego a hacer esto; lo hizo porque a los políticos les encanta gastar y porque
el endeudamiento significa plata que pueden disponer ahora, para aparentar
hacer un buen gobierno a cambio de un problema que tendrán que resolver otros
políticos en el futuro cuando toque pagar esa deuda. A esto hay que agregar la
deshonestidad de sus gobernantes que alevosamente falsearon la contabilidad del
Estado para ocultar el problema. Y siendo Grecia una democracia, no podemos
dejar de mencionar al pueblo griego que sistemáticamente votó por los gobiernos
irresponsables, voto por el gasto deficitario, votó por darse unas vacaciones
de lujo y dejar para más adelante el problema de cómo pagar la cuenta.
Si Grecia deja de recibir préstamos, entrará
en una crisis seria. Por otro lado, si los consigue, la crisis se postergará
para el futuro, incluso empeorándola con una deuda mayor. El país está
experimentando la parte amarga del ciclo populista y un inversionista
responsable no le prestaría su dinero. Pero quienes quieren rescatar a Grecia
no son inversionistas responsables, sino los gobernantes de otros países que,
aparte de tener otras consideraciones de carácter político para salvar a Grecia
(algunas valederas), no invierten su propio dinero en el rescate, sino el
dinero ajeno, el de sus contribuyentes. A cambio de seguir prestándole, le
piden que vuelva a la senda de la responsabilidad, que gaste menos de lo que
recauda, que ahorre, que elabore un plan factible de repago, que practique una
virtud que todo buen jefe de familia, empresario o gobernante debe practicar:
la austeridad.
El
gobierno griego quiere que siga la fiesta, que se mantenga la ilusión, quiere que
le sigan prestando para gastar a mansalva. Quiere que el resto de Europa siga
financiando su propia irresponsabilidad. Al parecer esta vez el resto de Europa
no está dispuesto a ello.
Santa Cruz de la Sierra, 28/06/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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