Javier
Paz García
Hay
un derecho que el régimen chavista siempre ha respetado a los venezolanos… el
de quedarse callados. Todos los otros han sido pisoteados. Propiedades y
negocios han sido arbitrariamente confiscados sin justa compensación, es decir
han sido robados; personas han sido encarceladas por razones políticas y no han
tenido un debido y justo proceso judicial; el periodismo independiente ha sido
perseguido y atacado y lo poco que queda en algunos periódicos está en estado
de coma por la falta de papel (no el higiénico que también escasea, sino el de
imprenta). En fin, los años de gobierno desde que asumió el poder Hugo Chávez
han sido de un continuo terrorismo de Estado.
Los
venezolanos saben muy bien los riesgos a los que se enfrentan si salen a protestar,
porque ya sucedió que el gobierno ha respondido con violencia desmedida, propia
de un Estado orwelliano. Sin embargo la crisis económica y social es tan grave
que la gente (que cada día tiene menos que perder) está perdiendo el miedo.
Hugo Chávez, es el responsable de todo esto, pero su carisma, sus insostenibles
subvenciones y su aparato propagandístico permitieron que mantuviera gran
popularidad. Él fue un pésimo estadista, un gran orador y un exitoso caudillo
típico de la historia latinoamericana. En cambio su sucesor, Nicolás Maduro, no
tiene el carisma de Chávez, y poco a poco se le está reduciendo el dinero del
que dispuso su antecesor. Encima de ello es bastante mediocre como orador, como
estadista y como líder (un amigo, en tono de broma, ironizó que Chávez puso al
más burro de sus colaboradores, para agrandar su leyenda y mostrar a su pueblo
lo bien que estaban cuando él era presidente).
En
fin, Maduro, que no tiene ninguno de los atributos que mantuvieron la popularidad
de Chávez y como tampoco tiene la plata que tenía Chávez, se ve obligado a
radicalizar el régimen de terror y miedo, al estilo cubano, como única forma de
mantenerse en el poder. No tiene legitimidad, porque no es claro que haya
ganado las elecciones, que de por sí no fueron imparciales, ni limpias. No
tiene popularidad, por el desastre económico y la escalada de violencia en la
que viven los venezolanos. Tiene al ejército y tiene a la inteligencia cubana
que sabe lo importante que es tener a un presidente amigo que siga
subvencionando a la isla. La situación no se pinta nada bien para los
venezolanos que buscan restablecer la república y el Estado de derecho.
Santa Cruz de la Sierra, 16/02/14
http://javierpaz01.blogspot.com/
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