Javier
Paz García
Una de las cosas que más se les reclama
a los políticos es honestidad e integridad. La ausencia de estos valores en
quienes desempeñan cargos públicos son causantes de la corrupción, el tráfico
de influencias, el robo y abuso de bienes públicos que tanto daño le hacen a la
sociedad. Sin embargo es frecuente en nuestro desgraciado país, que un político
demuestre ausencia de principios éticos, sin recibir siquiera el rechazo de la
población.
En febrero de 2012 el presidente de
Alemania Christian Wulff renunció a su cargo. Había recibido regalos lujosos
sin reportarlos. En abril de 2012 el presidente de Hungría, Pál Schmitt,
renunció porque se descubrió que había cometido plagio en su tesis doctoral. En
1974 Richard Nixon renunció a la presidencia de los Estados Unidos al verse
implicado en un caso de espionaje a opositores políticos. Por supuesto que
estos políticos no querían renunciar, pero en sus países, se exige cierta
cualidad ética, y si demuestran no cumplirla, la presión pública es tan fuerte
que se ven obligados a dar un paso al costado.
En cambio, cosas peores suceden en
Bolivia sin que los políticos siquiera se incomoden ni pierdan popularidad. Los
actuales inquilinos del poder han demostrado más allá de una duda razonable su
falta de ética y sin embargo han ganado reelecciones y siguen con un apoyo
ciudadano que aunque en caída, no es nada despreciable.
Pero no son ellos los que inspiran esta
nota, sino lo que acontece en el municipio cruceño. Una concejala es acusada de
falsificar su título de bachiller y ni se inmuta, ni piensa dimitir, y más bien
hace todo lo posible por recuperar su cargo. Y buena parte de la opinión
pública, en vez de exigir su renuncia, la defiende argumentando que es una
movida política. Y con seguridad es una movida con intereses políticos
partidarios, pero eso no cambia el hecho que una persona que presuntamente ha
falsificado su título de bachiller no debería ocupar ningún cargo público. En
Alemania y Hungría renuncian presidentes por plagio, pero en Bolivia tenemos
otros estándares éticos.
En los recientes actos vandálicos en las
afueras del consejo, se descubrió que estaban involucrados guardias municipales
vestidos de civiles. Si algo así llegara a suceder en Suiza, implicaría el inmediato
despido de los participantes y una investigación para saber desde qué niveles
jerárquicos vinieron las órdenes. Si se comprobara que el alcalde conocía esta
situación, es mi opinión que él debería renunciar. Por supuesto, sé que ni don
Percy, ni el Sr. Canudas van a renunciar, y que los guardias que participaron
no serán despedidos, porque, a Nixon quien en su momento fue el hombre más
poderoso del mundo, se lo puede obligar a renunciar, pero en Bolivia tenemos
otros estándares éticos.
Mientras la ciudadanía (el pueblo, dicen
los demagogos) no exija honestidad e integridad a sus políticos, vamos a seguir
teniendo estos comportamientos… y que después nadie se queje de la corrupción y
todas esas vainas. Y no esperemos estar como los suizos si nos comportamos como
los somalíes.
Santa
Cruz de la Sierra, 14/06/12
http://javierpaz01.blogspot.com/
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