jueves, 1 de diciembre de 2011

Sobre la regulación a las ONGs


Javier Paz García
Nadie puede negar la tremenda influencia, para bien o para mal, que han tenido las organizaciones no gubernamentales (ONGs) en Bolivia. Las hay de todo tipo y con diversos fines, ambientalistas, indigenistas, anticapitalistas, pro-capitalistas, anti-estadounidenses, pro-estadounidenses, etc.
Existe mucho malestar en amplios sectores de la sociedad boliviana por el trabajo de las ONGs en el país. El malestar no se circunscribe a ninguna tendencia política: tanto en la izquierda como en la derecha existen sectores que quisieran regular e incluso prohibir las ONGs. No existe mejor ejemplo que el mismo gobierno del MAS, que es producto de ONGs, sea el mayor interesado en regularlas y controlarlas. Por supuesto el propósito es asfixiar a aquellas contrarias al gobierno y premiar a aquellas favorables. Entre la oposición (con la distancia que hay que salvar entre una oposición con intenciones democráticas y un gobierno autoritario) la situación es similar. Quienes piden regular las ONGs pretenden a fin de cuentas eliminar a aquellas ONGs cuyos objetivos son contrarios a sus intereses o ideologías.
 ¿Cuáles deben, entonces, ser los parámetros para regular a las ONGs? Tratar de definir cuáles son las ONGs buenas y malas es tan baladí como hablar de precio justo: es un debate medieval e improductivo. Lo bueno y lo malo depende de la óptica de cada uno. Definirlo por mayoría tampoco es posible. Cualquier definición de este tipo, es solamente una imposición de una mayoría circunstancial sobre una minoría no menos circunstancial. En el ámbito de las ideas y de la razón, estar del lado de la mayoría no es un argumento válido, aunque a menudo la brutalidad y la fuerza se imponen bajo el pretexto de ser democráticas. Entonces vuelve la pregunta ¿Cuáles deben ser los parámetros para regular las ONGs?
Para responder esta pregunta debemos guiarnos por nuestros principios. Para aquéllos que defendemos principios liberales, que valoramos la libertad de expresión, que creemos que las ideas deben combatirse con otras ideas y no con palos, persecuciones o censura y que creemos que la única forma de garantizar una sociedad de hombres libres es garantizar el derecho de cada uno a emitir libremente su opinión sin miedo a ser perseguido por el Estado, debemos defender el derecho de las ONGs a existir, nos gusten o no y repudiar la regulación estatal destinada a limitar o coartar la libertad de expresión y de asociación de las personas.
Esa es la única postura consecuente de un liberal. Por supuesto, no todos (en realidad muy pocos) son liberales. Para un socialista la libertad de expresión no es más que un invento burgués que se debe defender cuando conviene y prohibir cuando se torna inconveniente, y quienes dicen ser liberales, demócratas o defensores del Estado de derecho, a menudo flaquean cuando los principios que deberían defender van en contra de sus intereses circunstanciales. Queda en manos de unos pocos la defensa inclaudicable de la libertad.
Santa Cruz de la Sierra, 24/11/11
http://javierpaz01.blogspot.com/

1 comentario:

E dijo...

Es muy cierto, este gobierno y todos sus movimientos sociales afines se beneficiaron de los proyectos de ONG's extranjeras, así que no deberían criticar las labores que llevan a cabo en el país. No mas hay que recordar que el primer gabinete ministerial del MAS estuvo conformado en su mayoría por "consultores" que trabajaban en ONG's y muchos de ellos salieron del CEJIS.