Javier Paz García
El empleador busca pagar el menor sueldo posible a sus empleados; pero si lo que paga es muy bajo con respecto a lo que pagan otras empresas, entonces sus empleados paulatinamente van a migrar hacia lugares que ofrezcan sueldos más competitivos. La competencia, entendida como la posibilidad del empleado de elegir a su empleador, hace que su sueldo esté en línea con su capacidad productiva. Es decir, el mecanismo de libre mercado protege a los empleados de ganar sueldos por debajo de sus capacidades de producción.
Por otro lado, la libertad del empleador de contratar y despedir a sus empleados, obliga a los empleados a mantener cierto nivel de calidad en su desempeño laboral. El sistema de libre mercado protege así al empleador de quedar atascado con empleados flojos, ladrones o ineficientes.
Por lo tanto, el sistema de libre mercado laboral protege a los empleados de tener sueldos bajos, dándoles la libertad de renunciar y buscar mejores puestos de trabajo y protege a los empleadores dándoles la libertad de despedir y buscar mejores trabajadores.
Las políticas de estabilidad laboral tienden a restringir la libertad de las empresas para despedir a sus empleados. Estas políticas tienen un efecto contraproducente ya que reducen el nivel de empleo, perjudicando a los trabajadores, y reducen la productividad. Reducen el nivel de empleo porque los empresarios, al saber que es más difícil y más costoso despedir a un trabajador, se hacen más reacios a contratarlos. Por ejemplo, una empresa que experimenta una demanda variable según la temporada, podría incrementar su personal en época de alta demanda y reducirlo en época baja. Sin embargo, si es muy difícil despedir personal, probablemente esta empresa decida mantener el mínimo personal todo el año. Esto significa pérdida de fuentes laborales.
Por otro lado las leyes de estabilidad laboral generan incentivos para que los trabajadores disminuyan su rendimiento, porque si saben que incluso si flojean no pueden ser despedidos, algunos elegirán ser flojos.
No es una buena política empresarial despedir o tratar mal a los buenos empleados, las empresas en general buscan como atraer y mantener a los mejores trabajadores porque entienden que un excelente capital humano es primordial para mantener la competitividad y maximizar las ganancias. Por lo tanto, el mejor seguro de estabilidad laboral de un buen trabajador, es el deseo del empresario de hacer dinero con su trabajo. Las leyes de estabilidad laboral, por los incentivos que crean, no protegen a los buenos trabajadores, que por ser buenos no necesitan protección, ya que son buscados y cotizados, pero sí protegen a los flojos e ineficientes; y es más, hacen que trabajadores que en condiciones de libre mercado fuesen buenos, se conviertan en mediocres, bajo la tranquilidad de saberse inamovibles.
Al final con estas políticas pierden todos los sectores, porque se reduce la cantidad de empleos disponibles y se reduce la productividad del país.
Santa Cruz de la Sierra, 06/08/10
domingo, 22 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario