Javier Paz García
Los sistemas de pensiones administrados por los Estados son uno de los mayores fraudes que existen en contra de las clases trabajadoras del mundo.
Un fondo de pensiones consiste en un aporte que el trabajador realiza de su salario. Este aporte en teoría es administrado por profesionales que realizan inversiones con esos dineros para ganar un interés. Cuando el trabajador se jubila, debe recibir una pensión proveniente de los propios aportes realizados, más los intereses que ganó de los mismos.
Para dar un ejemplo, supongamos que un trabajador ganó Bs. 4.000 mensuales durante toda su vida laboral y que aportaba el 1% de esos fondos (Bs. 40) a un fondo de pensión. Supongamos que el fondo de pensión tuvo una rentabilidad de 4% anual (en la actualidad los fondos de pensiones en Bolivia tienen una rentabilidad de entre 7% y 8% anual).
Si esta persona trabajó y aportó Bs. 40 mensuales por 30 años, entonces su fondo individual debería tener Bs. 27.762. En el caso extremo en que el fondo hubiera ganado 0% de interés (es decir, los administradores recibieron el dinero y lo metieron debajo de su colchón) el trabajador al jubilarse luego de 30 años de aporte debería tener Bs. 14.400 (40 Bs por mes x 12 meses x 30 años).
Sin embargo lo que a menudo sucede es que el trabajador recibe menos de lo que aporta. En estos casos, hubiera sido mejor que el mismo trabajador, guarde su plata debajo de su colchón.
Esto sucede porque los aportes de los trabajadores asalariados van a las arcas de los gobiernos y éstos los gastan a discreción, y cuando toca devolver esos fondos (que no son del Estado, pero que el Estado los gastó como si fueran propios), pues no hay dinero.
Es triste que a pesar que muchos son conscientes de la estafa, no pueden librarse de ella, ya que casi siempre los aportes son obligatorios ¡los obligan a perder plata! Y quienes más se perjudican de la estafa, son precisamente los sectores más pobres de la sociedad, quienes en muchos casos no han ahorrado por su cuenta lo suficiente para tener una holgada vejez, personas cuyos únicos ahorros son sus aportes a un fondo de pensión estatal obligatorio. Personas que pudieran tener una jubilación decente si sus aportes hubieran ganado intereses a un 4%, 5%, 6% o 7%, pero que van a tener que seguir trabajando porque sus aportes tienen un descuento de -10%, -20% o -50%.
Como ya dije antes, esto sucede en muchos países y Bolivia no ha sido la excepción. Precisamente para evitar que la estafa se sigua repitiendo, en Bolivia se establecieron las Administradoras de Fondo de Pensiones (AFP), para que el dinero de quienes aportan sea manejados por profesionales, sin influencia política, y así garantizar un uso adecuado de los fondos. Las entidades privadas son casi siempre más eficientes que el Estado en la administración de las pensiones, dándole al trabajador un retorno superior. En Bolivia por lo menos éste ha sido el caso. Dada la evidencia contundente en tal sentido, un gobierno que se preocupa por los trabajadores, debería mantener los fondos privados, realizando la supervisión y control respectivos.
La Paz, 10/07/09
miércoles, 22 de julio de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario