Javier Paz García
La historia de la humanidad es una de imposición, conquista, control y abuso de poder de algunos hombres sobre otros hombres. Las naciones y los pueblos han sido dirigidos por reyes, sultanes, zares, jefes de clanes, caudillos cuyo poder era incuestionable y sin límites. Durante la mayoría de nuestra historia, la fuerza ha dominado, los grandes imperios y reinos han expandido sus territorios a base de guerras y anexiones, han esclavizado y castigado a poblaciones enteras y han impuesto su cultura sobre otros. La conquista de América es un ejemplo.
Durante siglos predominó la doctrina de que existían clases de personas, que algunas razas valían más que otras, que dentro de un mismo grupo existían subgrupos intrínsicamente más valiosos que otros y que algunos estaban destinados a mandar y otros a obedecer. Los reyes europeos, por ejemplo, eran considerados como ungidos por Dios mismo en sus funciones, superiores a todos los demás hombres y por tanto intocables y todopoderosos.
Es bajo este contexto y en rechazo a esta doctrina que nace el liberalismo. Es imposible hablar de liberalismo sin citar al filósofo inglés John Locke (1632 – 1704) quien escribió dos tratados sobre gobierno en los cuales expone las bases del pensamiento liberal. En el primer tratado Locke refuta la idea de que los reyes sean directos representantes de Dios en la tierra. En el segundo tratado (el más interesante y relevante a la actualidad) argumenta que todos los seres humanos nacemos con la misma dignidad, que la soberanía de una nación emana del pueblo, que los gobernantes deben ser elegidos por el pueblo y se deben al pueblo, que el ser humano nace libre y con ciertos derechos inalienables y que ningún gobierno puede conculcar esos derechos y libertades de forma arbitraria, ni abusar de sus habitantes bajo ningún motivo.
La creencia de que todos los seres humanos nacemos libres y con la misma dignidad, ¡eso es liberalismo! El liberalismo es mucho más que una teoría económica, es una doctrina ético – moral. La democracia representativa que es la forma de gobierno en la mayoría de las naciones en la actualidad es un producto del pensamiento liberal. Antes de 1776 no existía ninguna democracia en el mundo. Simón Bolívar luchó por la libertad americana y prometió dar a Bolivia la constitución más liberal del continente. Es que “El Libertador” era liberal, creía que lo más preciado que tiene el ser humano es su libertad y por esa causa luchó hasta su muerte.
Aquél que creen en la democracia como la mejor forma de gobierno es por ende liberal. La doctrina de “un ciudadano, un voto” es ultraliberal. Aquél que cree que una persona pobre tiene los mismos derechos y libertades que una persona rica y poderosa, es liberal. Aquél que cree que el Gobierno se debe al pueblo y debe trabajar para servirlo, es liberal. Aquél que cree que el Gobierno debe tener controles, no gozar de un poder ilimitado sobre su pueblo, respetar los derechos humanos, es claramente liberal. Aquél que cree en la libertad es liberal, ¡coincidencia inaudita que ambas palabras sean casi iguales!
Lo contrario al liberalismo es el totalitarismo, el imperialismo, el comunismo, el fascismo, el nazismo, el militarismo, el socialismo, el abuso de poder, la hegemonía, el poder absoluto, el endiosamiento del líder. Yo rechazo todo ello, yo creo que todos los seres humanos merecemos ser tratados con respeto y dignidad, creo que todo ser humano tiene su valor, creo que los gobiernos no son puestos para hacerse más grandes y poderosos, sino para servir a su pueblo. Por todo ello y con mucho orgullo es que yo soy liberal.
Santa Cruz de la Sierra, 13/02/08
El Deber, 19/02/08
miércoles, 13 de febrero de 2008
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2 comentarios:
Solo un matiz a lo dicho. El liberalismo no es la única opción ideológica comprometida con la democracia, desde mediados del siglo XX el socialismo democrático acepta y asume para si los principios liberales que sustentan una visión y un compromiso democrático, pero mantiene una postura crítica con el puro mercado como forma de distribución de los bienes y la riqueza. D e manera similar hay un conservadurismo, más tradicional, que se adscribe también a los principios liberales, afirmando que al mismo tiempo hay que preservar valores e instituciones tradicionales, que el puro liberalismo dejaría de lado facilmente.
Toda opción democrática se sustenta en los principios liberales, eso es cierto, pero el liberalismo no el la única opción democrática.
También en América antes de la conquista los reyes eran hijos de Dios, como en europa, lo que pasa es que las armas que los dioses europeos dieron a sus hijos eran más poderosas que las de los dioses americanos. Por eso ahora los americanos tenéis los mismos dioses que nosotros.
También el nacionalismo es antiliberal.
Sí, yo también me considero liberal.
Buena entrada. Saludos desde España.
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