Javier
Paz García
Por
más extraño que nos parezca, hace algunos siglos la gente creía que los reyes
eran designados por Dios para el cargo y que su autoridad era incuestionable. El
escocés John Locke (1632-1704) y el suizo Jean Jacques Rousseau (1712-1778) desafiaron
este paradigma y desarrollaron la teoría del contrato social según la cual, en
líneas generales, existe un contrato implícito entre el individuo, la sociedad
y el Estado por el cual el individuo cede parte de su libertad para vivir en
sociedad y conformar un Estado que lo proteja de ciertas amenazas.
Una
diferencia fundamental entre estos dos pensadores es que al escocés le preocupaba
por sobre todo proteger la libertad de las personas, especialmente de los
abusos del Estado, mientras que al suizo, sin despreciar la importancia de la
libertad, también le interesaba acabar con la desigualdad entre los hombres. A
partir de ello Locke identifica a la propiedad privada como una institución
fundamental para preservar la libertad y restringir la discrecionalidad y los
abusos de los gobernantes, mientras que Rousseau especula que todos los males
de la sociedad moderna y en especial la desigualdad, surgen a partir de la
existencia de la propiedad privada.
Los
escritos de Locke, considerado el padre del liberalismo, tuvieron una
influencia trascendental en los fundadores de los Estados Unidos y de las
democracias liberales. Rousseau por el contrario influenció a Karl Marx y a los
socialistas de todos los tiempos. Los resultados de estas dos visiones son muy
diferentes: las naciones que protegen la propiedad privada y viven en un Estado
de Derecho son prósperas, reducen la pobreza y mejoran las condiciones de vida
de sus habitantes, mientras que las naciones que abolen la propiedad privada
quedan sumidas en la pobreza, el estancamiento económico y bajo el yugo de
gobiernos tiránicos.
Fuera
de los casos extremos, la evidencia estadística valida la postura de Locke. Estudios de agencias de prensa como Reporteros
sin Fronteras u ONGs como Amnistía Internacional muestran una correlación
positiva entre el grado de respeto a la propiedad privada y el respeto a las
libertades y derechos humanos. Además reportes como los Índice de Libertad
Económica que elaboran independientemente la Heritage Foundation y el Wall
Street Journal por un lado y por otro el Fraser Institute, o el reporte Doing
Business del Banco Mundial, no son más que índices del nivel de respeto hacia
la propiedad privada en cada país. Los datos de estos reportes no dejan dudas
sobre la correlación positiva que existe entre propiedad privada y desarrollo
económico.
Santa Cruz de la Sierra, 11/04/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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