domingo, 26 de abril de 2015

Venezuela más pobre que nunca

Javier Paz García
El Estado venezolano ha recibido en la última década tanto dinero como para transformar la nación y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Hoy Venezuela es el país de la escases, y como reza un dicho, no hay pan más caro que el que no hay. Los ciudadanos de ese país, no importa si son ricos o pobres, tienen que hacer peripecias para conseguir productos tan básicos como la leche o el papel higiénico y por supuesto tienen que racionarse, tanto para comer como para defecar.
Acusar de esta suerte a la caída de precios del petróleo o a alguna conspiración yanqui es una tontería: el precio del barril cuando Hugo Chávez asumió la presidencia era de alrededor de 20 dólares, hoy está por los 50. Buscar las causas de la crisis venezolana en el ineptitud de Maduro tampoco es correcto. Lo cierto que la crisis comenzó a fraguarse el día que Hugo Chávez ganó la presidencia de Venezuela por primera vez. La receta chavista es sencilla: tirar la casa por la ventana y gastar, gastar y malgastar hasta morirse y en el ínterin, gozar de una popularidad abrumadora y vivir una vida de rey. Después de todo, el problema no será para Hugo Chávez quien ya está muerto, ni para sus hijas que tienen asegurada una fortuna suficiente para vivir echadas de panza en la mejor mansión suiza si así les place, y ni siquiera para el inepto de Nicolás Maduro que no sufre de escases de papel higiénico, carne, leche y para quien, ni siquiera su escases de materia gris es un problema y que también, con toda certeza, ya tiene asegurada una sustanciosa herencia. Quienes sufren las consecuencias del populismo son el 90% de los venezolanos que no tienen contactos con los funcionarios de gobierno, no pueden conseguir privilegios especiales y tienen que hacer cola para comprar una cantidad racionada de productos básicos. Hoy Venezuela está peor que en 1998, y lo grave es que no se vislumbra una salida. Maduro va a salir algún día y el chavismo seguramente se va a acabar, pero la situación paupérrima a la que estos maleantes han conducido a Venezuela no se arregla con un cambio de régimen y ni siquiera con un par de años de buenas políticas.
Los venezolanos están con la mierda hasta la nuca, y no tienen ni para papel higiénico.
Santa Cruz de la Sierra, 19/04/15

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Locke, Rousseau y la propiedad privada

Javier Paz García
Por más extraño que nos parezca, hace algunos siglos la gente creía que los reyes eran designados por Dios para el cargo y que su autoridad era incuestionable. El escocés John Locke (1632-1704) y el suizo Jean Jacques Rousseau (1712-1778) desafiaron este paradigma y desarrollaron la teoría del contrato social según la cual, en líneas generales, existe un contrato implícito entre el individuo, la sociedad y el Estado por el cual el individuo cede parte de su libertad para vivir en sociedad y conformar un Estado que lo proteja de ciertas amenazas.
Una diferencia fundamental entre estos dos pensadores es que al escocés le preocupaba por sobre todo proteger la libertad de las personas, especialmente de los abusos del Estado, mientras que al suizo, sin despreciar la importancia de la libertad, también le interesaba acabar con la desigualdad entre los hombres. A partir de ello Locke identifica a la propiedad privada como una institución fundamental para preservar la libertad y restringir la discrecionalidad y los abusos de los gobernantes, mientras que Rousseau especula que todos los males de la sociedad moderna y en especial la desigualdad, surgen a partir de la existencia de la propiedad privada.
Los escritos de Locke, considerado el padre del liberalismo, tuvieron una influencia trascendental en los fundadores de los Estados Unidos y de las democracias liberales. Rousseau por el contrario influenció a Karl Marx y a los socialistas de todos los tiempos. Los resultados de estas dos visiones son muy diferentes: las naciones que protegen la propiedad privada y viven en un Estado de Derecho son prósperas, reducen la pobreza y mejoran las condiciones de vida de sus habitantes, mientras que las naciones que abolen la propiedad privada quedan sumidas en la pobreza, el estancamiento económico y bajo el yugo de gobiernos tiránicos.
Fuera de los casos extremos, la evidencia estadística valida la postura de Locke.  Estudios de agencias de prensa como Reporteros sin Fronteras u ONGs como Amnistía Internacional muestran una correlación positiva entre el grado de respeto a la propiedad privada y el respeto a las libertades y derechos humanos. Además reportes como los Índice de Libertad Económica que elaboran independientemente la Heritage Foundation y el Wall Street Journal por un lado y por otro el Fraser Institute, o el reporte Doing Business del Banco Mundial, no son más que índices del nivel de respeto hacia la propiedad privada en cada país. Los datos de estos reportes no dejan dudas sobre la correlación positiva que existe entre propiedad privada y desarrollo económico.
Santa Cruz de la Sierra, 11/04/15

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jueves, 9 de abril de 2015

Los ricos y la innovación

Javier Paz García
Muchos consideran la desigualdad económica como algo inherentemente malo e injusto. Tal valoración no toma en cuenta que la desigualdad es parcialmente una consecuencia de las diferentes aptitudes, vocaciones y grados de esfuerzo de las personas: personas como Bill Gates, Steve Jobs o Warren Buffet eran personas de clase media que hicieron sus fortunas gracias a su creatividad y su sagacidad empresarial.
La valoración negativa de la desigualdad tampoco considera que los ricos cumplen un rol fundamental en el proceso de innovación tecnológica, tanto en el lado creativo, como en el aspecto comercial. Por el lado creativo, son los países más ricos, las personas más ricas y las empresas más ricas quienes más invierten en la investigación y el desarrollo de nuevos y mejores productos. Y son los más ricos los que a menudo generan la demanda inicial para que un producto pueda producirse en masa y llegar a la mayoría de la población. Por ejemplo el teléfono celular inicialmente era exclusivamente para personas con mucho dinero, tanto por el costo del aparato, como del servicio. Hoy la tecnología celular es accesible a todo el mundo, desde África hasta Sudamérica, pero si los primeros modelos no hubieran tenido la demanda suficiente, solventada por los más ricos, posiblemente hoy no pudiéramos beneficiarnos todos de esa tecnología. Henry Ford en el siglo pasado creo el modelo T, para que hasta sus obreros pudieran comprar un vehículo. Su visión revolucionó el mundo, pero inicialmente necesitó hacer vehículos destinados a los más pudientes, antes de tener los recursos necesarios para montar su fábrica de producción en gran escala. Las empresas farmacéuticas invierten miles de millones de dólares en investigación y desarrollo de nuevos medicamentos; cuando una nueva droga sale al mercado, son los ricos consumidores de Europa y Norteamérica los que pagan la cuenta con precios altos, mientras que los consumidores de países pobres como Brasil o Bolivia se benefician de drogas genéricas o de vencimiento de patentes con precios que son una fracción de los originales.  
Si miramos a nuestro alrededor y vemos las tecnologías que hacen nuestra vida más fácil y placentera, desde el televisor, los viajes en avión, la computadora personal o la medicina vemos un proceso similar donde el rol de los ricos es fundamental para que esas innovaciones tengan el empuje inicial para poder llegar hasta los pobres.
Santa Cruz de la Sierra, 04/04/15
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domingo, 5 de abril de 2015

¡Cuándo acabará el carnaval!

Javier Paz García
El 17 de febrero finalizó el carnaval, sin embargo hoy 31 de marzo la ciudad está mucho mas sucia que el mes pasado. Si los carnavaleros tuvieron 3 días y unos miles de dólares para pintarrajear unas cuantas calles del centro, los políticos se dieron más de un mes y sus buenos millones para ensuciar la ciudad en toda su extensión. Banderines en los postes de luz, pinturas en los canales, panfletos en las paredes ¡ni siquiera los inocentes árboles se han librado de la cojudez de los políticos!
Una de las ventajas de conocer otros países es que uno puede comparar diferentes realidades. Durante mis estudios universitarios en los Estados Unidos fui testigo de varios procesos eleccionarios, tanto a nivel nacional como local. Lo que pude observar es que las campañas políticas allá son mucho más tolerantes, civilizadas y respetuosas de la ciudad y el ciudadano. Es inimaginable que un candidato se rehúse a debatir o que pintarrajee la ciudad. Era muy común ver banderines clavados en los jardines de casas particulares, colocados con la anuencia de los propietarios, pero nunca vi canales de drenaje pintados o postes de luz repletos de panfletos políticos como lo vemos acá. Y al día siguiente a las elecciones, la ciudad quedaba limpia como si nada hubiera pasado.
Uno tiene cierto derecho a molestarse por la cantidad de vallas publicitarias. Por ejemplo el cruce por el puente del Urubó es insoportable, y si pudieran privarnos de la vista panorámica del río con las carotas de los candidatos, lo hicieran. Pero al fin, uno puede justificar tal situación porque pagan por ese espacio y si no lo ocuparan las candidaturas, alguna empresa privada lo usaría. Lo que corresponde en esta situación es modificar las normas de uso de vallas publicitarias en espacios públicos.
Lo que sí es imperdonable y de hecho es delictivo es el pintarrajeo de paredes, canales de drenaje, postes de luz con pinturas y panfletos propagandísticos. ¡Incluso pintan las piedras y los árboles, estropeando el paisaje y la estética de la ciudad, del campo y del país entero para toda la vida! La suciedad del carnaval de febrero dura un par de semanas, el daño estético del carnaval de los políticos dura para siempre.
Nuestros políticos son unos cochinos, irrespetuosos y abusivos con nuestras ciudades y con el país entero.

Santa Cruz de la Sierra, 29/03/15

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