Javier
Paz García
Algo
feo del carnaval cruceño es el abuso que se comete contra bienes públicos y
privados que son pintarrajeados, ensuciados y orinados por los participantes.
No debe ser nada agradable para el propietario de un negocio o para un
habitante del centro de la ciudad amanecer el miércoles con su pared manchada
con pinturas. Pero los carnavaleros no son los únicos que pintarrajean y
ensucian la ciudad; los políticos cada cierto tiempo hacen lo propio. Cada
elección viene precedida por una avalancha de afiches, banderines y pinturas
que, como un tsunami, inundan, ensucian y afean la ciudad. La propaganda
política no respeta nada: uno puede ver un canal de desagüe pintado con los
colores de un partido, los postes de luz adornados con banderas de otro partido
o las paredes de domicilios privados bombardeada con afiches de un candidato
tapando los afiches del contrario.
Por
supuesto que los candidatos tienen el derecho de hacer propaganda, como lo
tiene cualquier empresa, pero la misma no debería infringir las normas, ni
ensuciar espacios públicos o privados sin autorización; pero lo que sucede es
que pintan paredes sin permiso de los dueños, prenden afiches en todas partes y
llenan la ciudad de basura. Lo irónico de todo esto es que estos políticos, o
al menos quienes salen victoriosos, son los responsables de hacer que las leyes
y normas se cumplan, pero ellos ganan sus elecciones gracias a un aparato
propagandístico que infringe las normas de limpieza, aseo y uso de espacios
públicos y privados; incluso no nos debería sorprender que quien más ensucie
sea el ganador.
Y
así, los políticos cada cierto tiempo festejan su carnaval, embanderando,
pintarrajeando y ensuciando la ciudad. En fin, no deberíamos ser tan duros con
Evo por meterle nomás; en este país todos le meten nomás.
Santa Cruz de la Sierra, 15/02/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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