Javier
Paz García
El
atentado terrorista que sufrió la revista francesa Charlie Hebdo es un síntoma
del totalitarismo; aquella noción de que existe una verdad única y que quienes
la profesan debe liderar, someter y castigar al resto de la sociedad. El
islamismo fundamentalista es un ejemplo de quienes creen que la fe en Alá no es
una cuestión de conciencia, sino una obligación. Pero el totalitarismo
intolerante no es exclusivo de los fundamentalismos religiosos; las ideologías
colectivistas son ejemplos destacables de esta innoble realidad del
comportamiento humano. La noción básica de los totalitaristas es que existe una
sola verdad, que ellos son conocedores de esa verdad y que quienes no la
aceptan merecen la muerte o cuanto menos la cárcel, la exclusión y el
sufrimiento. El nazismo, el socialismo y el fascismo son diferentes aristas de
la mentalidad colectivista. El hecho de que los socialistas rechacen o condenen
el nazismo, no cambia el hecho de que comparten la esencia colectivista: el
totalitarismo, la intolerancia y la supresión de la libertad de expresión y
conciencia. En una sociedad liberal, un socialista puede difundir y promover
sus ideas con libertad, como sucede en España, Estados Unidos, Alemania o Costa
Rica. No sucede lo mismo en países socialistas como Cuba o China, cuyas
dictaduras amedrentan, aterrorizan, encarcelan y matan a quienes promueven
ideas de libertad, democracia y multipartidismo. En este grupo también se
encuentran dictaduras que tal vez no calificaríamos como socialistas, como la
de Arabia Saudita que recientemente condenó al joven Raif Badawi a 10 años de
cárcel y 1000 latigazos por crear un blog que pedía mayor libertad en su país.
Las acciones de los terroristas de Charlie Hebdo y la monarquía saudí no son
esencialmente diferentes y en mi opinión son ejercicios de terrorismo
totalitario.
Y
por esta región del mundo, tenemos a nuestros intolerantes y liberticidas, no
tan malos como en Cuba, China, Arabia Saudita o como los terribles islamistas,
pero que tienen a Cuba como ejemplo a seguir y cuyas acciones ya han llevado a
empobrecimiento, violencia y muerte en sus países. Venezuela es el ejemplo más
destacable por la pésima situación a la que han conducido a esa nación, pero los
gobiernos de Ecuador, Argentina o Bolivia están lamentablemente en manos de totalitarios e intolerantes.
Santa Cruz de la Sierra, 12/01/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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