Javier
Paz García
La siguiente legislatura estará controlada por el
partido de gobierno. Por lo tanto, podemos suponer que las leyes que salgan de
ahí darán más poder al Estado en desmedro de la libertad de los ciudadanos. Los
legisladores de oposición en la mayoría de los casos tendrán un rol testimonial
de rechazo y protesta contra la aplanadora oficialista o apoyarán las tantas
leyes inútiles que salen del Congreso Nacional como declarar a tal ciudad como
la capital del durazno.
Sin embargo existen áreas donde un parlamentario
liberal puede conseguir el apoyo de sus colegas socialistas para avanzar en una
agenda que beneficie a la población. La cantidad de trámites al que está
sometido el ciudadano, junto a su inutilidad, redundancia y morosidad es
apabullante. Una legislatura que no dictara más leyes que aquellas que
facilitan, agilizan o mejor aun, eliminan tanto trámite pasaría a la historia
como una de las mejores del país.
Para ejemplo tomemos el caso de la inspección
técnica vehicular. Para obtener esta viñeta es necesario ir a un banco a hacer
cola y luego hacer unas colas del demonio ante la policía. Solo basta ver los
micros en el centro de la ciudad botando un humo más negro que la noche para
concluir que la inspección técnica es una payasada cuyo único propósito es
generar ingresos para la policía. Y si uno calcula la producción perdida por
miles de personas que en vez de trabajar y producir tienen que hacer tales
colas bajo el endemoniado sol oriental o el terrorífico frio occidental, no
puede sino concluir que este asunto es un despropósito muy caro. No debe haber
un ciudadano boliviano que se oponga a eliminar completamente este solapado
impuesto, a menos que el ciudadano sea miembro de la policía o funcionario de
gobierno.
Otro ejemplo es la necesidad de hacer un memorial
con un abogado para declarar que se perdió el pasaporte o que uno se lo quiere
quedar por tener visas vigentes. ¿Por
qué no tener en la misma oficina de migración formularios que sirvan como
declaraciones juradas? Semejante medida ahorraría tiempo al ciudadano que
tramita un pasaporte, ahorraría el dinero que le tiene que pagar a un
abogadillo de pacotilla para que cambie el nombre a su archivo de Word,
imprima, firme y selle el documento y obligaría a docenas de abogados a
buscarse un trabajo más útil para la sociedad.
Y así podemos seguir con cada repartición del
Estado, con cada trámite, con cada requisito, con cada cola que el Estado nos
obliga a sufrir a nosotros, los pobres ciudadanos.
Santa Cruz de la Sierra, 23/11/14
http://javierpaz01.blogspot.com/