Javier
Paz García
La
mayoría de las personas nacemos sin poseer una casa. Una vez empezamos a
trabajar y más si formamos una familia es natural que queramos tener nuestra
propia casa. Para ello ahorramos y sacamos un crédito. La casa se convierte así
en el fruto de nuestro trabajo, esfuerzo y capacidad de ahorro. La construcción
de viviendas es una actividad donde el mercado es bastante eficiente, pero sin
embargo, los gobiernos a menudo creen que lo pueden hacer mejor, aunque sus resultados
son generalmente magros.
Para
ejemplo, el actual gobierno de Bolivia ha construido en todo el país 53 mil
casas en ocho años. En cambio solo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra dos
empresas, Techo, y El Pahichi, deben haber comercializado más de 100 mil lotes
en los últimos 10 años. Si a esto le sumamos los cientos de emprendimientos más
pequeños, la comercialización de lotes para gente de escasos recursos debe
superar las 200 mil unidades.
Por
supuesto, quienes llevan a cabo estos emprendimientos no lo hacen por beneficencia,
sino para lucrar y sabemos que el momento en que el negocio deje de ser
lucrativo, no harán una sola casa más. Y nos debe alegrar que ganen, para que
sigan teniendo los incentivos de construir casas en beneficio de las personas
de escasos recursos. Quien compra un lote, lo hace luego de haber comparado
precios y opciones de financiamiento de la competencia, luego de haber evaluado
los pro y los contra de la ubicación, etc. El negocio surge del esfuerzo y
ahorro de las partes y ganan el comprador y el vendedor quienes de manera
voluntaria realizan una transacción, donde intercambian el fruto de su propio
esfuerzo y ahorro, sin perjudicar a nadie más, sin robar o usurpar el trabajo
de nadie más.
No
ocurre lo mismo con las viviendas estatales donde gana quien le vende los
terrenos con sobreprecio al Estado, gana quien obtiene la licitación para
construir, gana el burócrata que recibe su tajada por comprar el terreno con
sobreprecio y adjudicar la obra a su socio secreto, gana quien recibe una casa
como favor político sin haber trabajado para ello. Y todo esto se realiza con
dineros públicos, dineros que no produjo ni el político, ni el burócrata, ni el
beneficiario de la vivienda, sino todos los contribuyentes al erario nacional. Ganan
unos pocos a costa del esfuerzo ajeno, el esfuerzo de todos los demás.
Santa Cruz de la Sierra, 10/08/14
http://javierpaz01.blogspot.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario