Javier
Paz García
Uno
de los fenómenos más interesantes del socialismo es la recurrente capacidad de
sus defensores de vaciar el lenguaje de sentido. Verbigracia, tomemos la
palabra “democracia”, cuyo significado es un sistema de gobierno donde los
ciudadanos eligen a sus gobernantes en elecciones libres, limpias, y
multipartidistas. Pero un socialista, dependiendo del argumento que tenga que
ganar, puede interpretar “democracia” como la voluntad profunda y oculta del
pueblo cuyo conocimiento le llega en forma de revelación divina al líder
máximo, o como la confiscación de la propiedad privada, o como el control
estatal de la información y los medios de comunicación, o como un plato de
comida, etc., y mediante este procedimiento engañoso llegar a la conclusión por
ejemplo de que Cuba es una democracia y Fidel Castro es un cabal demócrata. Y
lo mismo sucede con palabras como justicia, libertad, igualdad, derecho, etc.,
cuyos significados se amoldan a las necesidades de los socialistas, y pueden
variar de un día para otro de forma diametralmente opuesta. Por ello, a menudo
un debate con un socialista, se transforma en una charla de semántica, donde
primero es necesario definir el significado de las palabras, no de acuerdo al
uso común, expresado en un diccionario, sino al significado que el socialista
quiere darle en ese momento.
Otra
forma de esta argucia es adjetivar un sustantivo con lo que Enrique Ghersi
llama palabras sabandijas, para cambiarles el significado. Una sabandija puede
hacer un pequeño orificio a un huevo y vaciarlo por dentro, dejando la cáscara
casi intacta, de tal manera que aparente ser un huevo completo. Palabras como
“social” o “popular” son ejemplos de palabras sabandijas. Por ejemplo
“democracia” implica elecciones y libertad y “democracia popular” es una
dictadura comunista; la palabra “justicia” significa darle a cada uno lo que le
corresponde y “justicia social” consiste en quitarles a unos, para dárselo a
otros.
George
Orwell, en su novela 1984, narra la historia de un gobierno totalitario con
cuatro ministerios, el Ministerio de la Paz, a cargo de las guerras, el
Ministerio del Amor, a cargo de las torturas, el Ministerio de la Verdad, a
cargo de falsear la historia para beneficio del partido, y el Ministerio de la
Abundancia, a cargo de administrar la escasez y el racionamiento. La crítica de
Orwell sobre la manipulación del lenguaje por parte de los socialistas, en el
año 1949 no era nueva, ya Ludwig von Mises había identificado el problema con
anterioridad.
Santa Cruz de la Sierra, 19/06/14
http://javierpaz01.blogspot.com/
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