Javier
Paz García
Es
cierto que el pensamiento liberal reconoce el profundo valor que tienen los
empresarios y emprendedores para el desarrollo económico. Esto de ninguna
manera quiere decir que los liberales idealicemos al sector empresarial. Como
ejemplo, cito a Adam Smith, quien en La Riqueza de las Naciones (libro I cap.
XI, conclusiones) escribió lo siguiente: “Ampliar el mercado y limitar la
competencia está en el interés de los comerciantes. Ampliar el mercado es frecuentemente
conveniente al interés público; pero limitar la competencia siempre va en
contra, y solo sirve para permitir a los comerciantes incrementar sus ganancias
por encima de lo que naturalmente serían, a costa del resto de sus
conciudadanos. La propuesta de cualquier ley o regulación comercial que venga
de esta casta, siempre debe ser escuchada con la mayor precaución, y nunca ser
adoptada hasta que se haya examinado largamente y con el mayor escrúpulo y
cuidado. Esta proviene de una clase de personas cuyo interés nunca es
exactamente igual al del público y que en general tiene un interés de engañar y
oprimir al público”.
Ludwig
von Mises, otro renombrado liberal en su libro Liberalismo escribió: “La
argumentación con la que la demagogia antiliberal llega a adosar todas las
distorsiones y las consecuencias negativas típicas de la política antiliberal
precisamente al liberalismo y al capitalismo, es la siguiente: empieza
afirmando que los principios liberales tienen como objetivo favorecer los intereses
capitalistas y de los empresarios contra los intereses de los demás estratos
sociales, de suerte que el liberalismo estaría a favor de los ricos contra los
pobres; luego observa que muchos empresarios y capitalistas, sobre la base de
ciertas premisas, se baten a favor de los aranceles protectores y otros a su
vez incluso a favor de los armamentos – y ahí los tenemos, listos para declarar
que todo esto es política capitalista-. La realidad es totalmente diferente. El
liberalismo no es una política que fomente los intereses de esta o aquella
clase social, sino una política a favor de los intereses de la colectividad. No
es pues, que los empresarios y capitalistas tengan particular interés en
preferir el liberalismo. Su interés en preferir el liberalismo es idéntico al
de cualquier otro individuo. Es posible que el interés particular de algunos
empresarios o capitalistas coincida con el programa del liberalismo en algún
caso particular, pero los intereses particulares de otros empresarios o
capitalistas se le oponen siempre.”
Santa Cruz de la Sierra, 06/04/14
http://javierpaz01.blogspot.com/
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