Javier Paz
García
Son
preocupantes las noticias que llegan desde Venezuela. 1.- Las elecciones se
llevaron a cabo sin la presencia de misiones de observación imparciales y
confiables. 2.- Existieron indicios de fraude denunciados por la oposición. 3.-
El organismo electoral se negó a hacer el escrutinio de los votos en su debido
momento. 4-. Una ministra anunció estar preparando la celda para alojar al
líder de la oposición. 5.- En la Asamblea Nacional se les negó la palabra a los
representantes de la oposición. 6.- En la Asamblea Nacional miembros del
partido de gobierno propinaron una golpiza terrible a algunos asambleístas de
la oposición, ante las risas del presidente de la Asamblea. 7.- El presidente
de la Asamblea Nacional amenazó con poner en práctica “ideas locas” para poner
en su sitio a la oposición. 8.- El presidente en ejercicio Nicolás Maduro aseguró
conocer quienes no votaron por él en las elecciones.
Todo
esto debería ser suficiente para poner en acción los mecanismos continentales
en defensa de la democracia y sin embargo apenas existen reacciones. Con esta
actitud, la izquierda continental queda totalmente desprestigiada en cuanto a
la defensa de la democracia y los derechos humanos que tanto se ufanan en
utilizar contra los gobiernos dictatoriales del pasado. La afirmación de
Maduro, en cuanto a saber quiénes no votaron por él es sumamente grave tanto si
es cierta como si es falsa. Si es cierta, demuestra que el sistema electrónico
de votación no respeta el secreto del voto. Si es falsa, de todas maneras
representa una amenaza y una intimidación contra quienes no votaron por el
partido de gobierno, algo inaceptable en una verdadera democracia.
Por
supuesto, esperar una reacción en defensa de la democracia de regímenes como el
de Evo Morales, Rafael Correa o Cristina Fernández sería equivalente a esperar
que Videla critique a Pinochet por abusos contra la disidencia. Estos son
regímenes, que al igual que los de Videla, Bánzer y Pinochet en su época,
estaban dispuestos a lo que sea por mantener el poder y parte de ello consistía
en cubrirse las espaldas los unos a los otros.
Uno
esperaría otra reacción de gobiernos como el Brasil, Chile o Méjico, y de
organizaciones como la OEA o la ONU, pero todos han preferido no molestarse ni
molestar. Habrá que preguntarse más adelante para qué sirven estas
organizaciones y todos los documentos que se firman en defensa de la democracia
si a la hora de la verdad quedan en letra muerta.
Santa Cruz de la
Sierra, 19/05/13
http://javierpaz01.blogspot.com/
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