Javier Paz
García
El
hecho de que ninguna dictadura se haya instaurado en los Estados Unidos tiene
mucho que ver con la prohibición constitucional que tiene su gobierno de
regular o limitar en cualquier manera la libertad de expresión y la posesión de
armas a los ciudadanos. La constitución norteamericana establece en su primera
enmienda la libertad de prensa y en su segunda enmienda el derecho de portar
armas, precisamente para proteger a sus ciudadanos y para que sus ciudadanos
puedan proteger al sistema democrático si éste se ve amenazado. Es que para
instaurar una tiranía, es indispensable que los gobernantes controlen la prensa
y las armas de fuego.
Pero
es raro que un aspirante a tirano declare abiertamente sus verdaderas intenciones.
Lo normal es que disfrace sus aspiraciones de poder irrestricto con motivos
nobles. Por ejemplo el control de medios de prensa es justificado por los
tiranos como una forma de “democratizar” la información. Mario Vargas Llosa ha
dicho al respecto que “cada vez que los gobernantes han hablado de democratizar
los medios, la libertad de expresión ha entrado en receso y ha desaparecido.”
Igualmente, el control de armas es justificado como una medida de seguridad
para reducir los crímenes comunes y la violencia. En 1935 Hitler dijo: “Este
año marcará un hito en la historia. Por primera vez una nación civilizada tiene
un completo registro de las armas. Nuestras calles serán más seguras, nuestra
policía más eficiente…”. No es casualidad que Fidel Castro, Hugo Chávez o Evo Morales
adopten políticas parecidas a las de Adolfo Hitler y utilicen los mismos
justificativos. Por supuesto prohibir la posesión de armas tiene el efecto
contrario, ya que los ciudadanos decentes obedecen la prohibición, pero los
criminales no. Es decir, con estas medidas se logra desarmar y desproteger a
las personas honestas y dar más bríos a los criminales para que puedan actuar
sin miedo.
Tanto
las leyes para “democratizar los medios” como aquellas para controlar las
armas, tienen como consecuencia concentrar el poder en manos de los gobernantes.
Estas leyes ni democratizan los medios, ni reducen la criminalidad, de hecho la
aumentan. Hoy en Sudamérica, gobiernos con tintes totalitarios como los de
Venezuela, Bolivia, Ecuador o Argentina han implementado medidas contra la
prensa y la posesión de armas de fuego. Venezuela, a pesar de tener estas imposiciones
durante años, es una de los países más peligrosos del mundo en cuanto a
criminalidad. En Bolivia el gobierno prohibió las armas el 2008 y la
criminalidad ha empeorado. Pero eso no preocupa a los gobernantes porque su
propósito no es mejorar la libertad de expresión ni la seguridad ciudadana,
sino neutralizar cualquier elemento que pueda interponerse en su proyecto de
perpetuación del poder.
Santa Cruz de la
Sierra, 01/09/12
http://javierpaz01.blogspot.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario