Javier Paz García
La posición del liberalismo con respecto a la libertad de prensa es indiscutiblemente a favor de la misma. El liberal es por definición un defensor de la libertad de expresión y de prensa.
Sin embargo, una crítica recurrente contra el liberalismo es que al estar los medios de comunicación en manos privadas, responden a intereses particulares, los periodistas reciben presiones de los propietarios y que por tanto en el sistema capitalista no puede haber una verdadera libertad de prensa.
Este es un ejemplo de razonamiento defectuoso e incompleto. Las dos premisas son verdaderas: 1) los medios están en manos privadas y 2) los propietarios ejercen presiones sobre los periodistas. Sin embargo la conclusión de que no existe libertad de prensa es falsa. La razón es la competencia. Un régimen de libertad económica y política genera una diversidad de medios de comunicación representando diferentes enfoques y visiones políticas. Esta variedad, que solo es posible bajo un régimen de propiedad privada, limita o torna ineficaz los intentos de cualquier persona o grupo de interés por controlar la información. La premisa de que la propiedad privada de los medios de comunicación limita la libertad de expresión o de la prensa solo podría ser cierta si todos los medios estuvieran en manos de una persona, de un cartel o de un gobierno. Además, las nuevas tecnologías hacen que la comunicación sea cada vez más barata y accesible, haciendo aun más difícil que los propietarios de medios intenten acciones monopólicas de la información. Hoy cualquiera puede crear un blog, grabar con su celular, subir un video a Youtube y difundir sus ideas a nivel mundial prácticamente sin ningún costo.
En un régimen liberal, el periodista que recibe presiones del propietario del medio en el que trabaja, para que publique o deje de publicar algo, tiene opciones para trabajar en otro medio de la competencia. Para cada escándalo o acto delictivo que un propietario de medio quiera ocultar, habrá una multitud de medios alternativos dispuestos a publicar. En un régimen socialista donde la prensa está en manos del Estado, el periodismo no tiene esta posibilidad y el periodista no tiene más alternativa que convertirse en un vasallo. Por lo tanto, no solo el argumento de que la propiedad privada de los medios de comunicación restringe la libre expresión es falsa, sino también que la alternativa – los medios de comunicación controlados por el Estado – es peor.
Además, la libre competencia, que surge como consecuencia de la propiedad privada de los medios de comunicación, obliga a los mismos a buscar a los mejores periodistas, permite el contraste y la verificación de las noticias, genera pluralidad de visiones y reduce la manipulación de la información.
En los hechos, la prensa más independiente, profesional y plural se ha desarrollado en los países donde el Estado respeta y protege la propiedad privada y donde está restringido de interferir en la libertad de expresión y de la prensa.
Santa Cruz de la Sierra, 17/10/10
http://javierpaz01.blogspot.com
viernes, 10 de diciembre de 2010
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