Javier Paz García
Los detractores del capitalismo, acusan al mismo, de destruir el medio ambiente… y tienen razón.
El sistema capitalista es responsable de la inmensa mayoría de los avances tecnológicos que disfrutamos hoy como ser la luz eléctrica, el automóvil, el tractor agrícola, antibióticos, vacunas, el celular, la computadora o el internet. El ciudadano promedio en los países de corte capitalista consume más y vive mayor tiempo, por lo tanto destruye (al consumir) más recursos naturales.
Por ejemplo en las zonas costeras de China, donde existe un sistema semi-capitalista, millones de personas han salido de la pobreza y pasan a integrar una clase media cada vez más populosa, comen carne, cuando antes comían solo arroz, poseen mejor casa y abrigo y tienen una esperanza de vida mayor. Por otro lado, en el interior de China, donde se mantiene un sistema no muy diferente al de los tiempos de Mao, la gente es tan pobre como un campesino del altiplano boliviano, come menos y muere antes que sus compatriotas costeños.
De igual manera, el desarrollo de la medicina occidental, ha generado un beneficio para toda la humanidad. Millones de personas no existiríamos de no ser por vacunas y medicamentos desarrollados en países capitalistas. Este tipo de avances tecnológicos ha ocasionado una explosión demográfica sin paralelo. Hoy somos 6.500 millones de seres humanos cuando hace 200 años apenas éramos 1.000 millones. Y demandamos más bosques, alimentos, madera, hierro, etc.
Si la población mundial sigue creciendo y sigue aumentando sus niveles de consumo per cápita, la consecuencia inevitable es que el ser humano se va a comer el planeta entero. Malthus se equivocó en el corto plazo, pero en el límite, sus conclusiones siguen siendo ciertas.
En la medida en que el sistema capitalista, con los increíbles avances tecnológicos que ha traído, es responsable del incremento del número y el nivel de vida de la población mundial, también es responsable de los daños al medio ambiente. Por ello para revertir los daños al medio ambiente, se podrían revertir los avances tecnológicos producto del capitalismo. Por ejemplo, propongo y rechazo lo siguiente: prohibir las vacunas en todo el mundo, cerrar las empresas farmacéuticas, reintroducir la viruela, eliminar los tractores y vehículos para volver al carretón y al arado, organizar un cronograma de guerras mundiales para mermar la población, criminalizar a quienes estudien medicina occidental, adoptar la política china de un hijo por familia. Todas estas medidas serían beneficiosas para el medio ambiente.
También podríamos declarar prócer del medio ambiente a Stalin, quien transformó a millones de “traidores”, de destructores de la tierra, a abono para la misma.
Más allá del sarcasmo, en general existe una relación inversa entre desarrollo económico y medio ambiente (hoy el mayor crecimiento demográfico se da en los países más pobre, por ello, la relación inversa no es del todo absoluta), por lo que el problema es complejo. Esperemos que el ingenio y la creatividad del hombre creen nuevas tecnologías que resuelvan este dilema.
La Paz, 04/06/09
miércoles, 10 de junio de 2009
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