Javier Paz García
El capital es vital para el crecimiento económico, por el simple motivo de que el aumento del capital, incrementa la productividad del trabajo humano. Un aumento de productividad significa una mayor producción utilizando el mismo tiempo de trabajo. Es esta mayor producción la que eleva los niveles de vida de los trabajadores.
Dada la importancia del capital para elevar los niveles de vida, viene la pregunta sobre cómo se obtiene el capital.
La respuesta es que el capital se obtiene mediante el ahorro. Cuando una persona deposita sus ahorros en un banco, en realidad está haciendo un préstamo a alguien, quien en la mayoría de los casos lo invertirá en algo. Y de las ganancias de esta inversión saldrá el dinero para devolverle al prestamista. El banco en este caso funciona como intermediario entre el ahorrista y el prestamista, quienes ni siquiera se conocen.
Mientras mayor sea el ahorro de un país, mayor es su inversión. Y mientras mayor sea la inversión de un país, mayor su desarrollo, y las condiciones de vida de sus habitantes.
A pesar de la importancia del ahorro, muchas familias se ven imposibilitadas de ahorrar ya sus ingresos ni siquiera alcanzan para cubrir sus necesidades básicas, a esto llamamos pobreza y la incapacidad de estas familias de salir de este estado de precariedad, el círculo vicioso donde un padre de familia nunca llega a tener capacidad de ahorro, y sus hijos heredan la misma situación se llama la trampa de la pobreza. De la misma manera los países pobres sufren una especie de trampa de la pobreza, donde el ahorro interno es insuficiente para generar los niveles de inversión adecuados que saquen al país del subdesarrollo.
Afortunadamente existen otras fuentes inversión: los préstamos y donaciones externas y la inversión extranjera directa (IED). Ambas fuentes son importantes para incrementar la inversión y avanzar en el desarrollo de un país. Los préstamos y donaciones externas como los que hacen el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), y países como Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea sirven para construir carreteras, refaccionar escuelas, construir hospitales, solventar un déficit fiscal. Por otro lado la inversión extranjera directa se traduce en empresas extranjeras que traen tecnología, capital humano (know how), y crean empresas en el país con las cuales generan fuentes de trabajo, y producen bienes y servicios que sin la presencia de la inversión extranjera no hubieran existido.
Es fácil ver los beneficios de la inversión extranjera, por ejemplo, los celulares han significado un gran avance en la democratización de las comunicaciones, y significan un incremento en el bienestar y la capacidad productiva de la población en general. Hoy en día todo mundo tiene un celular, es hasta gracioso ver a una chola meter la mano entre las tetas y sacar de allí un Nokia último modelo, sin embargo sin la tecnología extranjera, no existirían celulares en Bolivia.
También es fácil ilustrar sobre los costos de ahuyentar la inversión extranjera. Por ejemplo los habitantes más ricos de Bolivia son los potosinos. Viven sobre uno de los yacimientos de de litio más ricos del mundo. Sin embargo hace algunos años cuando una empresa extranjera quiso explotar esos yacimientos, los potosinos no quisieron. La empresa por supuesto se mandó mudar a otro país que les ofrecía mejores condiciones y los potosinos que potencialmente son los habitantes más ricos de Bolivia, en la actualidad viven unas pobrezas franciscanas, y el país no tiene ni el capital, ni la tecnología necesarios para explotar el litio.
El punto es que un país pobre debe crear las condiciones para atraer inversiones. El no hacerlo significa perpetuar la pobreza y el subdesarrollo, lo que es casi un crimen de lesa humanidad.
Santa Cruz, 27/06/08
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