Javier Paz García
Bolivia ha sido un país de innumerables golpes de estado, donde la lealtad de las Fuerzas Armadas ha sido determinante para tomar y mantener el poder. Sin embargo durante la mayor parte de nuestra historia republicana la gran mayoría de la población ha sido apática con respeto a la actividad política. El pueblo no estaba involucrado en la política. Es precisamente está apatía la que hacía que las FFAA sean tan importantes: el control de algunos regimientos claves, unas docenas de militares y algunos tanques podían ser suficientes para encumbrar a algún general. Total, el problema era entre políticos y militares, la comunidad internacional no importaba, la democracia no estaba de moda, nadie hablaba de derechos humanos, la ciudadanía era menos consciente de sus derechos y de su poder, la población era menor y más diseminada, la información tardaba más en ser difundida y conocida.
Estas condiciones han cambiado radicalmente y hoy la capacidad represiva de las FFAA (y por tanto su importancia en la actual crisis) es verdaderamente reducida. Las FFAA tienen aproximadamente 25 mil integrantes, de los cuales aproximadamente 10 mil tienen capacidad de movilización (el resto está permanentemente en puestos fijos como ser fronteras, fortines, etc.). Entonces, ante un conflicto interno ¿pueden 10 mil militares dominar a la mitad del país? La respuesta es un rotundo no.
Veamos las cosas en perspectiva: la invasión Ucureña contó con 5 mil militares y 10 mil ucureñas cuando la población cruceña de aquella época era de 50 mil habitantes, de los cuales la mitad eran mujeres aparte de niños y ancianos. Hoy, solo la ciudad de Santa Cruz de la Sierra tiene millón y medio; 10 mil militares no serían capaces someterla. Además el actual conflicto del gobierno no es con una ciudad, es con 5 y medio departamentos, con sus provincias, con una población convencida de sus ideales, con la legalidad y la legitimidad.
Este es el punto central de mi tesis: el conflicto actual involucra a todo el oriente y el sur del país y es imposible que las FFAA puedan controlar a toda esta población. Si las FFAA estuviesen dispuestas a reprimir cueste lo cueste, no tienen la capacidad ni los recursos para hacerlo. Diez mil efectivos simplemente no pueden controlar a 3 a 4 millones de habitantes diseminados en aproximadamente 700.000 km. cuadrados. Las medidas represivas de las FFAA solo lograrían exacerbar los ánimos y quitarle popularidad al gobierno.
Pero lo cierto es que ni los altos mandos, en todo su servilismo humillante, ni los mandos inferiores están dispuestos a reprimir cueste lo que cueste. Saben las consecuencias, saben que serán juzgados por sus actos, saben que si hay muertos, los primeros en ir a la cárcel serán ellos. Además, debemos suponer que dentro de las FFAA no todos los oficiales están vendidos al MAS.
La capacidad de las FFAA para reprimir al pueblo es limitada, en este sentido la amenaza que representan es más psicológica que real. Tampoco es cierto que a las FFAA se las vaya a vencer con 2 mil pelagatos y 40 millones de dólares, como escribió alguien. Las FFAA serán vencidas por la no violencia, serán doblegadas por todo el pueblo saliendo a las calles desarmado, con las manos levantadas, pero con unos ideales y una determinación inquebrantables. Lasa Fuerzas Armadas tienen valor cuando están con el pueblo; cuando están contra el pueblo no valen nada.
Santa Cruz de la Sierra, 13/01/08
El Deber, 22/01/08
lunes, 14 de enero de 2008
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