Javier Paz García
Santa Cruz hasta los años 50 era un pueblo pobre y atrasado. A finales de esa década el departamento, liderado por el Comité cívico, pidió el cumplimiento de la ley de hidrocarburos que daba a cada departamento productor el 11% de las regalías. El logro de esa reivindicación vino a ser uno de los grandes catalizadores de nuestro desarrollo. De hecho, no se puede explicar el desarrollo cruceño sin mencionar la conquista de las regalías. Hoy en día el departamento de Santa Cruz es el motor y sostén de la economía nacional con aproximadamente el 30% del PIB.
La lógica del 11% viene porque existen 9 departamentos y 100% dividido 9 es 11%. Es decir que cada departamento productor se queda con 11% de sus regalías y el Gobierno central se queda con 89% para (en teoría) repartirlo entre los departamentos restantes dando un 11% para cada uno. Es decir que la distribución de las regalías es solidaria porque (en teoría) todos los departamentos reciben iguales beneficios. La diferencia radica en que el departamento productor administra directamente esas regalías, mientras que los recursos que deben ser destinados a los departamentos no productores son administrados desde La Paz por el Gobierno central y centralista.
La lucha por las regalías fue una lucha por autonomía, fue una lucha por el derecho de administrar parte de nuestros recursos, porque eso es la autonomía, el derecho de elegir nuestras autoridades locales y administrar los recursos que generamos nosotros mismos. Expuestos estos antecedentes y teniendo como ejemplo el despegue económico de Santa Cruz luego de la conquista de las regalías, pregunto: ¿cómo se hubiera desarrollado el resto del país, si en aquellas épocas el Gobierno central en vez de concentrar el 89% de las regalías cruceñas, las hubiera distribuido directamente a cada departamento dando a cada uno el 11%? ¿No hubiéramos tenido hoy un Oruro más desarrollado, un Pando más desarrollado y Bolivia entera mucho más desarrollada? Mejor aun, imaginemos que pasaría si desde mañana el Centralismo decidiera que va a distribuir directamente las regalías a los departamentos no productores de hidrocarburos, que Potosí va a recibir el 11% (o digamos 5%) de las regalías que se generan en los departamentos productores. ¿Por qué no? Eso es lo que queremos los que pedimos autonomía, una verdadera descentralización que permita un auténtico desarrollo económico en todos los rincones de Bolivia. Y los cruceños hemos probado una pizca de autonomía al conquistar nuestras regalías, y hemos visto que es buena, y hemos decidido que queremos más de ella, y hemos apostado por una autonomía para toda Bolivia.
Apostamos por la autonomía porque queremos progreso en todos los rincones de la patria. Porque creemos que no hay nada mágico en el desarrollo cruceño y que este desarrollo puede darse en otros departamentos si se les da las herramientas necesarias. Porque todo boliviano tiene derecho a un futuro mejor y a ser partícipe del progreso de su país. Porque todo boliviano tiene derecho de elegir sus autoridades locales y decidir como usar los recursos que genera su región.
Si algo nos ha enseñado el Centralismo paceño es que la sede no se mueve y que la plata que entra a la sede tampoco se mueve.
Santa Cruz de la Sierra, 09/10/07.
El Deber, 16/10/07.
martes, 9 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario