martes, 8 de septiembre de 2020

Cerco a las instituciones benéficas

 

Javier Paz García

Cuando la gente piensa en la actividad privada, piensa en negocios y empresas. Esta es una concepción estrecha del ámbito privado. También son instituciones privadas entidades como Davosan o el Rotary Club. Estas instituciones funcionan gracias a personas que donan su tiempo y dinero (generalmente unos donan tiempo y otros, dinero) para ayudar a personas de escasos recursos a cubrir necesidades básicas. Las instituciones de beneficencia proveen medicamentos gratuitamente o a bajo costo, solventa operaciones médicas y cuidan personas y niños enfermos como el Hogar Teresa de los Andes. La ayuda que la red de organizaciones benéficas gestiona es inmensa e invaluable, salvando vidas, ayudando a la salud y bienestar de los más pobres y dando esperanza y alegría a los necesitados. Una diferencia entre la beneficencia privada y las ayudas estatales es la pasión y el entusiasmo de los gestores. El sector estatal está manejado por gente pagada, que en muchos casos sigue la ley del mínimo esfuerzo y lo único que le interesa es la hora de salida y el sueldo a fin de mes. En muchos casos la ayuda estatal se presta para negociados que enriquecen a sus gestores, sirve para campaña del partido de turno y termina en desperdicios como alimentos que se malogran porque no se entregan nunca o cosas por el estilo. En cambio, los gestores privados son en su mayoría voluntarios que no reciben una remuneración por su servicio y que incurren en costos de tiempo y dinero, pero ganan la satisfacción de ayudar al prójimo, de servir, de dar ejemplo y dejar una mejor sociedad. Puedo dar el testimonio de mi suegro, quien es rotario y cuando empieza a hablar de las campañas que organizan, ya sea para hacer operaciones gratuitas a niños con labios leporinos, a personas con cataratas o donaciones de sillas de ruedas, transmite la inmensa alegría y satisfacción que recibe de ayudar a otros.    

Precisamente fue mi suegro quien me contó una dificultada en la que se encuentran instituciones como Davosan, el hogar Teresa de los Andes y el Rotary. Entre septiembre y octubre del 2019 estas instituciones recibieron notas de cargo con impuestos y multas cuantiosas por donaciones que habían recibido hace más de 10 años y por las cuales nunca habían recibido una notificación previa. Davosan por ejemplo recibió el 7 de octubre de 2019 un proveído de ejecución tributaria por Bs. 352.995 por una importación para donación recibida el 2008. Una importación de sillas de ruedas gestionada para el Rotary también el 2008 tiene un proceso por el que han sido notificados en septiembre del 2019 con multas de cientos de miles de bolivianos. El Hogar Teresa de los Andes, un centro para niños con discapacidad se encuentra en similar situación. Uno esperaría que estas instituciones tuvieran el apoyo activo del Estado o en todo caso, que no sean perjudicadas por este. Lamentablemente no siempre es así y la situación que describo incluso genera la sospecha sobre si el gobierno anterior tenía la intención de socavar y destruir a las instituciones privadas de beneficencia. Los Estados totalitarios no quieren que nadie compita con ellos, y para el megalómano nadie debe ser bien visto excepto él mismo. En todo caso, cada centavo que se le quita a estas instituciones, es un centavo menos para los necesitados. Sin un cambio de gobierno estas instituciones benéficas estuvieran ahora en una situación crítica, cercadas por el mismo Estado.  Hacemos votos para que el gobierno actual pueda darles una mano y reparar esta injusticia.

Santa Cruz de la Sierra, 08/09/12

http://javierpaz01.blogspot.com/

1 comentario:

Daniel dijo...

Sin duda las instituciones gubernamentales no tienen un alma, se dirigen por la letra fría y muerta de una ley, sin alma.

saludos