Javier
Paz García
Una
forma de definir los derechos humanos es referirse a las leyes que existen al
respecto. Bajo este esquema un abogado podrá decir que la provisión de agua
potable es un derecho humano porque tal o cual ley así lo declara o que el
derecho a la salud gratuita está normado en n países del orbe y eso es prueba
suficiente para declararlo un derecho humano universal. El problema de este
método es que nos llevaría a concluir que la esclavitud en la Roma imperial, la
discriminación de moros y judíos en la Europa de la edad media o el apartheid
en Sudáfrica son justificables porque eran legales. Y es que las leyes, tanto
si están inspiradas en propósitos mezquinos de acumulación de poder o tienen
fines nobles y bienintencionados como muchas de las declaraciones de paz y
derechos universales, pueden tener errores semánticos o desconocimiento de la
acción humana y por tanto pueden incluso ser contraproducentes a los fines que
persiguen.
Así
como una moneda se seguirá devaluando cuando un Estado imprime en exceso por
más decretos que pasen los gobernantes, así como la tierra seguirá girando
alrededor del sol por más que la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana
haga abjurar a Galileo de tal doctrina, así como privar a los judíos de su
propiedad, libertad y de su vida no es moralmente aceptable por más que haya
tenido todo el respaldo legal del Estado Alemán, así como producir y distribuir
agua potable tendrá un costo, aunque el Estado la declare gratuita, así también
algunos enunciados de buenas intenciones no son derechos humanos por más que
así lo declaren todas las legislaciones del mundo.
Y
es que las leyes pueden ir desde lo absurdo hasta lo imposible como la del
ayuntamiento de Sellia en Italia que el 2015 prohibió a sus habitantes morirse.
Por lo tanto, el hecho de que algo esté escrito en una ley no necesariamente lo
hace justo, moral, correcto o adecuado. Tampoco el que una ley este inspirada
en nobles intenciones la convierte en una buena ley. Los infiernos socialistas
son el producto de soñadores bienintencionados.
Los
derechos humanos son básicamente el respeto que debemos tener entre todos. Ese
respeto se limita a la vida, la libertad y la propiedad ajena, pero no implica
la obligación de unos a dar trabajo, salud, agua, vivienda o comida a otros,
porque la subsistencia, no es un derecho humano, es responsabilidad de cada uno
mediante el trabajo honesto.
Santa Cruz de la Sierra, 20/01/17
http://javierpaz01.blogspot.com/