Javier
Paz García
El
Movimiento al Socialismo subió al gobierno con una consigna: obtener el poder
total, económico, político y cultural. Así lo expresó el vicepresidente Álvaro
García Linera en un discurso en Warisata el 2006, donde además afirmó que nadie
iba a impedir que el MAS alcance tal objetivo. Esto significaba perseguir a
opositores, politizar la educación, conquistar o destruir a los sindicatos y
entes cívicos que no estén alineados y copar todos los cargos del Estado con
leales al partido.
Lamentablemente
para Bolivia, el MAS ha tenido bastante éxito. Designó funcionarios en base a
lealtad al partido y no en base a capacidad y honestidad; llenó de interinatos las instituciones
públicas, como por ejemplo la Contraloría donde un militante del MAS fue
interino ¡por ocho años!; buscó la forma de expulsar a personas incómodas desde
jueces del Tribunal Constitucional hasta funcionarios subalternos que
denunciaban la corrupción en el gobierno del cambio, como sucedió en YPFB;
aumentó exponencialmente el número de funcionarios públicos, malgastando las
arcas del Estado, mientras los masistas hablaban de austeridad. Y como olvidar
ese “le meto nomás” que es la antítesis de lo que el presidente de un Estado de
Derecho debe hacer, que es precisamente cumplir y hacer cumplir las leyes (solo
los reyes absolutos y los dictadores le meten nomás sin necesidad de ceñirse a
las leyes).
Esa
combinación de meterle nomás, multiplicar la burocracia, sacar a las personas
capaces por tener independencia de criterio para meter incapaces cuyo único
mérito es ser fieles lame botas y perseguir a todos los que se oponen al
proceso de dominio hegemónico que intenta implementar el MAS desde hace una
década empieza a mostrar sus consecuencias: una justicia hundida en el lodo, estafa
en el Fondo Indígena, un programa Evo Cumple que no cumple tanto, las turbias
adjudicaciones directas a empresas que no hacen un buen trabajo, escasez de
agua en varias ciudades del país y vuelos que salen sin los requisitos
necesarios.
Bolivia
ha caminado en piloto automático, además con un viento de popa, producto de un
ciclo internacional de altos precios en materias primas. Luego de 11 años de un
proceso de destrucción constante de las instituciones del Estado, empiezan a aparecer
rajaduras que se irán profundizando.
Santa Cruz de la Sierra, 12/12/16
http://javierpaz01.blogspot.com/
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