Javier
Paz García
He
escuchado varias explicaciones sobre la razón de la caída de los precios del
petróleo. Desde las teorías conspirativas culpando a los Estados Unidos, hasta
las teorías conspirativas señalando a Arabia Saudita. Mi mayor objeción a estas
hipótesis es que sería extremadamente difícil (si no imposible) y absurdamente
costoso para un país lograr manipular el precio del petróleo para bajarlo de
100 a 60 dólares. Un país productor puede hacer subir el precio del petróleo
dejando de producirlo; es decir, tirándose un tiro en el pie. Semejante acción
solo beneficia a los otros productores ya que el momento que este país vuelve a
producir, el precio baja de manera casi inmediata. El cartel de la OPEP (Organización
de Países Exportadores de Petróleo) es un intento de controlar el precio del
petróleo a través de cuotas de producción repartidas entre todos los países
miembros. Por supuesto para que un gobierno pueda determinar sus niveles de
producción de petróleo, debe manejar su producción petrolera, por ello los
miembros de la OPEP son generalmente monarquías, dictaduras o democracias
semi-socialistas. Un gobierno como el de Estados Unidos, donde se respeta la
propiedad privada y donde el petróleo le pertenece a quien lo extrae de su
tierra no tiene como controlar la producción (al menos en el corto plazo),
porque la misma está en manos privadas. Esto es una razón más para descartar
las teorías conspirativas que involucran al gobierno de los Estados Unidos.
Lo
que los expertos en energía señalan, es que en Estados Unidos existe un boom de
inversiones para explorar yacimientos de esquisto lo que ha incrementado
considerablemente la producción de ese país. Además si agregamos una
desaceleración de las economías de China, India, Brasil y un estancamiento de
Europa y Estados Unidos, no es difícil concluir que la explicación de la caída
del petróleo no está en teorías conspirativas sino en la llana oferta y
demanda. Yo no soy un experto en energía, pero como economista puedo decir que
cuando un negocio produce muchas ganancias, atrae muchas inversiones y
viceversa. El petróleo ha experimentado más de una década con precios altos,
entonces no es de extrañarse que estos precios hayan incentivado muchas
inversiones. A medida que estás inversiones han dado sus frutos y la producción
ha aumentado, los precios han caído. Análogamente, en la medida en la que estos
precios bajos se mantengan por un largo plazo, podemos pronosticar una
reducción en el ritmo de inversiones petroleras.
Santa Cruz de la Sierra, 21/12/14
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