Javier
Paz García
La
receta keynesiana para una crisis económica es imprimir más moneda y aumentar
el gasto gubernamental. Sobre la primera parte de la receta, una pregunta que
salta a la vista es ¿cómo puede una simple imprenta salvar o ahogar una
economía? Si el dinero es simplemente un medio de intercambio, ¿acaso imprimir
más papel hace que haya más carne para comer, más ropa para vestirse, más casas
para habitar? La respuesta es no. Pero el aumento de la oferta monetaria
provoca temporalmente un engaño en los habitantes que ven subir los precios
(inflación) y creen que la situación económica es buena. Mientras dura el
engaño, hay un aumento permanente y generalizado de precios y se genera una
sobreproducción en sectores de la economía, que si no fuera por dicho engaño,
no recibirían tanta inversión. Al comienzo del ciclo expansivo algunos logran
buenas ganancias, pero tarde o temprano la gente empieza a notar que los
aumentos de precios son ficticios, porque a pesar de que yo vendo mis productos
más caro, también mis insumos son más caros y las ganancias empiezan a
contraerse hasta convertirse en pérdidas. En ese momento el engaño de la
inflación deja de funcionar y la crisis empeora. La otra parte de la receta es
el gasto gubernamental. El gasto se puede financiar de 3 formas: 1) Impuestos.
En este caso el efecto sobre la economía es neutro, porque el gobierno quita
dinero a los ciudadanos para gastarlo. Es decir, los impuestos solo sirven para
que el gobierno gaste lo que los ciudadanos hubieran gastado por su propia cuenta.
2) Deuda. El gobierno puede endeudarse para aumentar el gasto. Esto sí genera
una bonanza de corto plazo pero a costa de futuras generaciones que deben pagar
la deuda. 3) Inflación. La tercera forma de financiarse es imprimiendo dinero,
lo cual roba a los ciudadanos de sus ahorros.
Es
evidente, que tanto el imprimir dinero, como el aumentar el gasto gubernamental
pueden evitar un crisis en el corto plazo, pero no por siempre. Estas medidas postergan
por un tiempo la crisis a cambio de de hacerla más severa y traumática. La
receta keynesiana es similar a la drogadicción. La droga causa un éxtasis que
una vez pasa provoca una depresión. Para evitar la depresión el adicto vuelve a
drogarse. El cuerpo crea resistencia y adicción, por lo que cada vez se
necesita más droga para generar el mismo efecto de gratificación y dejarla
provoca peores depresiones. El keynesianismo y la drogadicción son peligrosos y
pueden matar al paciente.
Santa Cruz de la Sierra, 21/09/14
http://javierpaz01.blogspot.com/
3 comentarios:
Tú análisis es erróneo ya que parte de la idea que la teoría keynesiana consiste en imprimir dinero. La propuesta de Keynes es incentivar desde el estado, la actividad económica para salir de una fase recesiva.
El mafioso estado argentino. Que puede incentivar??? Solo sus bolsillos.
El keinisianismo es una alternativa válida, valiosa, con aciertos y desaciertos, pero deja de ser profunda, y práctica cuando desconoce el beneficiario principal, que no debe ser el estado.
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