Javier
Paz García
La
cadena BBC Mundo, recientemente ha reportado sobre los opulentos edificios
llamados cholets, que se construyen en la ciudad de El Alto. Más allá del
estilo arquitectónico estridente que puede no ser del agrado de muchos (yo
incluido) creo que hay algo más importante que resaltar: el ejemplo de
oportunidades económicas que el libre mercado permite a los sectores más pobres
y marginados de la sociedad.
La
mayoría de esos nuevos ricos son hijos de padres pobres, incluso extremadamente
pobres. Muchos no han terminado el colegio y menos aun asistido a una
universidad y han tenido que trabajar desde muy temprana edad, levantándose a
las 3 o 4 de la mañana en un frio altiplánico que espanta a cualquiera. Han
comenzado en lo más bajo de la escala salarial y con mucho esfuerzo, ahorro y
creatividad han logrado amasar grandes fortunas. Ellos han alcanzado el sueño
americano de volverse ricos mediante el esfuerzo propio y sus historias deben
ser motivo de orgullo.
Quien
conoce El Alto sabe que es una de las ciudades más receptivas al discurso
socialista y más violentamente anticapitalista. Sin embargo la urbe es uno de
los centros industriales y comerciales más importantes del Bolivia y sus
habitantes, a pesar de los sentimentalismos socialistas que puedan tener, son
de una mentalidad altamente capitalista: no dependen del Estado para su
subsistencia, desconfían del mismo y muchos son comerciantes. Estos nuevos
ricos, son un gran ejemplo de lo maravilloso del capitalismo, del sistema de
libre mercado que premia al que trabaja, se esfuerza y ahorra, sin importar si
es blanco, cholo, hombre o mujer.
Y
es que en un sistema verdaderamente capitalista, no se enriquece quien tiene un
apellido noble, piel blanca o conexiones con el poder, sino quien puede
satisfacer mejor las necesidades de los consumidores. Al final de cuentas, el
capitalismo consiste en tener un estado que administre justicia y de libertad a
los individuos para que satisfagan sus necesidades. Y nada como la libertad
para que florezcan las ideas que generan riqueza, trabajo y reducen la pobreza.
Tristemente,
la dirección actual del país, con su burocracia, sus trabas, su control sobre
la economía, hace más difícil para un emprendedor progresar y generar productos
que lo enriquezcan, beneficien a los consumidores y generen empleos para otras
familias.
Santa Cruz de la Sierra, 01/06/14
http://javierpaz01.blogspot.com/
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