Javier
Paz García
Las
noticias que llegan desde Argentina y Venezuela ilustran lo pernicioso que son
los gobiernos totalitarios y centralistas. Creo que afirmar tal cosa no es
exagerado. Son totalitarios porque utilizan la justicia, las fuerzas armadas,
los recursos del Estado y la violencia de grupos afines para acabar con la
oposición política y la prensa independiente. Son centralistas porque quieren
controlarlo todo, desde la marca de papel higiénico que uno usa, hasta lo que
uno piensa o lee.
Ambos
gobiernos, en su afán de controlar y centralizar la economía han establecido
políticas cambiarias desatinadas, cuyas consecuencias son la creación de
mercados paralelos.
En
Venezuela el tipo de cambio oficial está tan fuera de la realidad que es
lucrativo viajar a otro país, sacar dólares con la tarjeta de crédito al tipo
de cambio oficial y retornar para venderlos al cambio paralelo. En Argentina,
ya existe una especie de corralito y los perros policías husmean en los
aeropuertos, no en busca de drogas, como uno se imaginaría, sino en busca de
dólares.
Es
necesario recalcar algunas cosas sobre esta situación. 1) La existencia de un
mercado paralelo es la consecuencia de una equivocada política de gobierno, y
no de perversos especuladores o malvados capitalistas. 2) La existencia de un
mercado oficial irreal beneficia y enriquece a quienes tienen acceso a los
dólares, que generalmente son funcionarios del mismo gobierno, familiares y
amigos. 3) El uso del mercado paralelo por parte de la población no es algo
inmoral, aunque sea criminalizado por el Estado. También en Estados racistas
del pasado era ilegal que un negro use el baño de un blanco, sin que de ninguna
manera podamos calificar tal acción como inmoral. Con esto quiero decir que en
los Estados abusivos y totalitarios las leyes están hechas para acumular poder
y subyugar a la población y que por lo tanto no necesariamente existe una
relación entre la legalidad y la moralidad. De hecho, en el caso de la
Argentina y Venezuela lo inmoral es la irreal y absurda política cambiaria del
gobierno, que sirve para enriquecer a funcionarios de gobierno. 4) Los mayores
controles del Estado, como pretexto para evitar la fuga de divisas, tienen como
consecuencia una pérdida sistemática de las libertades ciudadanas.
Santa Cruz de la Sierra, 20/10/13
http://javierpaz01.blogspot.com/