domingo, 28 de abril de 2013

Prohibición de armas e indefensión ciudadana


Javier Paz García
Uno de los derechos fundamentales desde la concepción lockeana es el derecho a la defensa propia. En tal sentido, el derecho de la ciudadanía a poseer armas de fuego cumple básicamente dos funciones: 1) en lo personal, sirve para que el ciudadano se defienda de actos que atenten contra su vida, integridad y propiedad, como ser intentos de asaltos o asesinatos. Y en el plano político sirven para 2) ejercer el derecho a la rebelión contra un gobierno que se ha convertido en tiránico.
Las leyes que prohíben las armas de fuego vulneran nuestro derecho a la defensa propia tanto contra criminales comunes como contra gobiernos despóticos. No es casualidad que los países libres en general permiten que sus ciudadanos posean armas de fuego. En Suiza casi todos los hogares poseen armas de fuego y es una de las sociedades más pacíficas y tranquilas del mundo. Es en las tiranías como Cuba, China, Corea del Norte donde el Estado trata de mantener las armas de fuego fuera del alcance de la sociedad civil.
En Venezuela y Bolivia, los actuales gobiernos socialistas siguiendo la línea represiva cubana, hace ya varios años promulgaron leyes prohibiendo o restringiendo severamente el comercio y la posesión de armas de fuego. Lo hicieron bajo el argumento de que querían luchar contra la violencia y el crimen. Hoy tanto Venezuela como Bolivia tienen mucho mayor criminalidad que antes de que se promulguen tales leyes y de hecho Venezuela tiene una de las tasas de asesinatos y homicidios más altas del mundo.
Por supuesto, el motivo principal de estas medidas no es reducir la criminalidad, sino dejar en una situación de indefensión a la ciudadanía frente a un Estado dispuesto a vulnerar derechos civiles y políticos universalmente consagrados. Lo de luchar contra la criminalidad es propaganda destinada a ingenuos e incautos (que por cierto son la mayoría) que aplauden estas medidas debido a una incapacidad de analizar sus consecuencias de largo plazo.
Aunque es evidente, vale la pena recalcar que con leyes o sin leyes, los criminales siempre encontrarán la forma de poseer armas, por lo tanto lo único que estas leyes hacen es desarmar a quienes obedecen la ley.
Si en Bolivia y Venezuela se eliminara la prohibición de armas y se permitiera que los guardias de seguridad y serenos nocturnos las porten, se reducirían significativamente los atracos, robos y homicidios que tienen en vilo a la sociedad.
Santa Cruz de la Sierra,
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domingo, 21 de abril de 2013

La dama de la libertad


Javier Paz García
Cuando Margaret Thatcher asumió como primer ministra en 1979, Gran Bretaña estaba en declive político, económico y moral. La economía era altamente estatizada e ineficiente y el país estaba secuestrado por sindicatos capaces de torcer al poder político para adquirir mayores rentas y privilegios. Como indica la edición digital de The Economist, “Ella creía que las naciones podían hacerse grandes solo si se permitía a los individuos ser libres. Sus luchas tenían un lema: el derecho de los individuos de dirigir sus propias vidas, tan libres como sea posible de la micro-administración del Estado”. Thatcher tenía algo que normalmente adolecen los políticos: principios. Ella tenía principios y no estaba dispuesta a sacrificarlos por popularidad, por lo que diga la opinión pública o lo que señalen las encuestas. Incluso estuvo dispuesta a enfrentarse a su propio partido por defenderlos. Afortunadamente (y esto no es poca cosa) creía en los principios acertados. Creía en la protección de la libertad individual como fin supremo del Estado, creía que la libertad creaba las condiciones propicias para generar desarrollo económico y reducir la pobreza y creía que el Estado al involucrarse en la actividad económica se convertía en un obstáculo a la prosperidad. El tiempo le dio la razón: Inglaterra pasó de la decadencia que algunos veían como inevitable a convertirse nuevamente en una de las naciones más prósperas del planeta.
Una de las mayores influencias de Thatcher fue el premio Nobel de economía Friedrich Hayek quien, luego de experimentar los horrores del nazismo, escribió Camino a la Servidumbre para advertir a las sociedades libres sobre los peligros de las políticas colectivistas. Citando nuevamente a The Economist, “hoy en día, el péndulo se está alejando peligrosamente de los principios que la Sra. Thatcher defendió. En gran parte del primer mundo, el tamaño del Estado en la economía ha crecido bastante en años recientes. Las regulaciones – excesivas, tanto como necesarias – están enredando al sector privado. Las empresas están bajo tal escrutinio como no lo han estado en 30 años. Los manifestantes protestan contra la existencia misma de la industria bancaria. Y con el auge de China, el control estatal, y no el liberalismo económico, está siendo alabado como modelo para países emergentes. Para un mundo en desesperada necesidad de crecimiento, esta es la dirección equivocada… Lo que el mundo necesita ahora es más thatcherismo y no menos.”
Santa Cruz de la Sierra, 14/04/13
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martes, 9 de abril de 2013

Las locuras de un dictador


Javier Paz García
Una virtud de las democracias es que no son propensas a iniciar guerras. Esto se debe a que los líderes democráticos deben su posición al voto popular, y el pueblo no es amigo de iniciar conflictos que cuestan caro, tanto en vidas como en prosperidad. Los dictadores, no tienen ese tipo de inconvenientes: creen que al pueblo no le deben nada, y que más bien sus súbditos deben estar agradecidos y mostrar obediencia hacia ellos. Ese es el caso de Corea del Norte, un país donde a pesar de la pobreza extrema en la que vive gran parte de su población, la dictadura hereditaria prefiere gastar en su presupuesto militar que en la educación y la salud de sus habitantes.
Kim Jong Un, el joven y recientemente entronizado líder de Corea del Norte aparentemente necesita demostrar fortaleza tanto para consolidar su poder internamente como para presionar a la comunidad internacional a ablandar las sanciones que existen contra su país por su programa nuclear.  Entre las escaladas retóricas, Corea del Norte ha amenazado con atacar Guam, Hawai, Japón y Corea del Sur, ha solicitado que las misiones diplomáticas existentes en Pyongyang se retiren del país porque ya no puede garantizarles la seguridad y ha anunciado la intención de reactivar un reactor nuclear. También ha prohibido el acceso a los surcoreanos a la zona industrial de Kaesong.
El nivel de beligerancia verbal mostrado por Corea del Norte tiene preocupada a la comunidad internacional, pero sobre todo a Corea del Sur cuya población sería la mayor damnificada si estallara una guerra. Solo el régimen conoce las verdaderas intenciones de esta escalada y hasta donde están dispuestos a llegar, pero China, la mayor potencia militar de la región, cuyo gobierno comunista es aliado de Corea del Norte, puede y debe jugar un papel protagónico para desinflar un potencial conflicto y reducir la tensión en la región. 
Un conflicto bélico no beneficia a los principales actores. No beneficia a la población de Corea del Norte que encima de la pobreza en la que vive, tendría que sufrir los tormentos de una guerra; no beneficia a Corea del Sur porque su población y sus ciudades serían las primeras víctimas de ataques con misiles; y no beneficia a la dictadura norcoreana que posiblemente terminaría perdiendo las riendas del poder.
Esperemos que la sensatez se imponga y que todas las amenazas no pasen de retórica.
Santa Cruz de la Sierra, 07/04/13
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miércoles, 3 de abril de 2013

Quijotesco Evo


Javier Paz García
Releyendo El Quijote se me antoja comparar aquella obra con lo que sucede en mi país donde también la realidad se confunde con la ficción, y Evo Morales convertido en caballero andante, desfacedor de tuertos, auxilio de los menesterosos, azote del capitalismo, reserva moral de la humanidad pretende salvar al planeta y a sus habitantes de no sé qué cosa.
Don Quijote, es capaz de alterar la realidad; verbigracia confundir molinos con gigantes o manadas de cabras con ejércitos enemigos y de esa manera crear aventuras propias de la andante caballería. La capacidad para ajustar el entorno a sus delirios también le sirve al Caballero de la Triste Figura para explicar un mal desenlace en sus aventuras: si algo le sale mal simplemente es debido a los encantamientos que sobre él ponen los malos encantadores, envidiosos de su fama. Análogamente Evo inventa encantamientos, conspiraciones, ejércitos separatistas, empresarios que causan desabastecimiento, imperios que provocan que sus propios funcionarios públicos sean corruptos y extorsionadores, y lanza acusaciones con tanta imaginación como ausencia de pruebas.
El fiel escudero Sancho Panza a veces compartía la locura de su jefe, otras le reconocía loco y hasta le tomaba el pelo. Y así sucede con los varios escuderos de Evo. El más sincero y fiel de ellos es el canciller Choquehuanca que entre otras cosas, afirma que las piedras tienen sexo. Pero no quepa duda que otros escuderos, menos fantasiosos, se deben reír en sus adentros cuando el Jefazo pronuncia alguna evada de esas que dan vueltas al mundo por ingeniosas y cómicas. Y es que si Sancho pronuncia refranes a troche y moche, Evo tiene sus evadas, que también salen de su boca con prodigalidad, como aquella de que que los terremotos son consecuencia de las políticas neoliberales, o que sus antepasados lucharon contra el romano romano o que en 10 o 20 años estaremos mejor que Suiza.
Por supuesto, no todas son similitudes, también hay contrastes entre don Quijote y Evo. Uno de ellos es que don Quijote era un caballero honorable que cumplía la palabra empeñada, como cuando pierde un duelo con el Caballero de la Blanca Luna y se compromete a abandonar la andante caballería. Al contrario, Evo es bastante mentirosillo y puede prometer una cosa y al tiempo renegar de ella sin empacho ni vergüenza, como sucede con el tema de su reelección para un tercer periodo consecutivo. 
Santa Cruz de la Sierra, 30/03/13
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