miércoles, 21 de septiembre de 2011
Liberalismo, ética y poder
Javier Paz García
El liberalismo se sustenta sobre la ética de la libertad y la responsabilidad individual. Por ello para el liberal la principal función del Estado es proteger la libertad la las personas. El liberal también cree que el monopolio del poder y la fuerza inherente al Estado puede tener como consecuencia el abuso de poder a favor de los gobernantes y limitaciones a la libertad de los gobernados. Por ello los liberales propugnan un Estado con funciones limitadas y bien delimitadas, con separación de poderes, pluripartidista y con alternancia en el poder como la mejor manera para reducir el riesgo de que se abuse del poder. El liberal comparte con el anarquista la desconfianza hacia el Estado, pero considera que la ausencia de Estado puede conllevar al caos, al abuso de los fuertes hacia los débiles y la ausencia de protección de las libertades individuales. Por ello el liberal defiende la creación de un Estado de Derecho, donde las leyes protejan las libertades individuales y nadie esté por encima de la ley.
Un factor fundamental en el edificio teórico del liberalismo es que esta doctrina considera al hombre como es, con sus virtudes y sus vicios. A diferencia del socialismo que propugna unos hombres éticamente intachables, desprovistos de todo egoísmo, y portadores de una sabiduría divina, que son capaces de dirigir a una nación, determinar cuánto y qué se debe producir, determinar lo que la gente puede o no decir y pensar, el liberal es escéptico de la existencia de tales hombres como para permitirles asumir todo el poder y la soberanía de la población y más bien asume una posición modesta, crítica y realista sobre las capacidades y limitaciones del ser humano.
Adicionalmente para los liberales, todo ser humano tiene un valor intrínseco que le otorga el derecho a ser libre y buscar su felicidad. Por ello la postura socialista de concentrar el poder en unos pocos es inaceptable para el liberal, porque dicha postura implica una superioridad moral de esos pocos. Es en este sentido que el liberal defiende la igualdad entre los hombres. Y si por un lado concordamos que cada ser humano es intrínsecamente valioso y que nadie tiene el derecho de conculcar la libertad de otros y por otro lado concordamos en que, como dijo Lord Acton, “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, entonces llegamos a la conclusión de que es peligroso otorgar mucho poder a los políticos y gobernantes. El liberalismo propone un Estado pequeño. Pero esto no se debe confundir con un Estado débil. El Estado debe ser fuerte para ser capaz de garantizar la protección de los derechos de sus habitantes por encima de los intereses sectoriales y los grupos de presión. Pero debe ser pequeño en el sentido de concentrar sus esfuerzos en su objetivo principal, como ser la administración de justicia y no entrometerse en áreas que no le competen como la fabricación de cartones, la programación televisiva o los concursos de belleza.
Santa Cruz de la Sierra, 11/09/11
http://javierpaz01.blogspot.com/
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