domingo, 5 de junio de 2011

Religión y Estado

Javier Paz García
Las religiones se mueven en el ámbito espiritual. El apego de cualquier persona a una u otra creencia religiosa es y debe ser un asunto netamente personal y de conciencia.
Por otro lado el Estado moderno (democrático y sujeto al derecho) tiene como objetivos normar las relaciones de las personas que habitan un territorio determinado velando por la preservación de ciertos derechos para todos. La misión del Estado es materialista (en su sentido filosófico).
Por supuesto, a lo largo de la historia, el Estado democrático y sujeto al derecho ha sido la excepción. Los déspotas han sido más numerosos que los demócratas y republicanos. Y un tipo de despotismo muy dañino ha sido el de las teocracias: los Estados que imponen a la fuerza una religión y una fe entre su población. Pocas plagas han causado tanta muerte y sufrimiento humano como las luchas religiosas y los intentos de unos de imponer su religión a otros. Es a raíz de ello que el Estado liberal moderno, se aparta de la religión. No necesariamente por una visión atea o agnóstica, sino para preservar el principio de libertad de conciencia de cada ser humano y lograr la armonía en una sociedad.
Los primeros colonizadores ingleses que llegaron a América, lo hicieron huyendo de la persecución religiosa de la que eran objeto en su tierra de origen. Por eso cuando fundaron los Estados Unidos de América prohibieron al Estado legislar sobre temas religiosos. El resultado fue una de las sociedades más armoniosas y más prósperas que haya conocido el planeta, a tal punto que dicho país llegó a convertirse en la mayor potencia económica y militar de la historia de la humanidad.
Aunque no pretendo atribuir el éxito de la nación americana exclusivamente a la libertad de culto, deseo mostrar que el resultado no es fortuito ni aislado. En la ciudad de Córdoba en la actual España se fundó la primera universidad Europea hace más de mil años, en un periodo breve donde cristianos, moros y judíos convivían con cierta armonía. Fue también un periodo de crecimiento cultural, tecnológico y económico para esa región. Los europeos, luego de siglos de matarse entre ellos por ser protestantes o católicos, dejaron sus diferencias atrás y hoy son, junto con pequeñas porciones del planeta, la región más próspera del mundo. El islam que nos dio a Averroes y Avicena es diferente al que pretende imponer el fundamentalismo a través de la violencia.
Quienes han vivido el drama de sufrir persecución, ostracismo y muerte por tener un pensamiento (sea político o religioso) diferente al de aquellos que ostentan el poder, entienden la importancia de preservar la libertad expresión y de conciencia.
La libertad de culto y de pensamiento debe ser preservada y protegida por todos los miembros de la sociedad, por su importancia intrínseca como derecho humano y también por su valor instrumental para crear armonía, paz y desarrollo.
Santa Cruz de la Sierra, 03/06/11
http://javierpaz01.blogspot.com/

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