Javier Paz García
Existen básicamente tres motivos para ser socialista.
El primer motivo es ignorancia. El socialismo es atractivo porque apela a nuestra búsqueda de justicia, a nuestros sentimientos y nuestra frustración por el sufrimiento y la pobreza que nos rodea. Pero más allá de lo romántico, entrar en los pormenores del por qué el socialismo es inviable y contrario a los fines que supuestamente persigue no es tarea sencilla. Entender estos pormenores requiere de conocimientos de economía, historia, política, derecho y psicología. Por ejemplo, pocos conocen el teorema ricardiano de la ventaja comparativa que demuestra que el comercio no es un juego de suma cero donde la ganancia de unos es la pérdida de otros, sino que más bien es un mecanismo de beneficio mutuo; o “el problema del cálculo económico” analizado por Ludwig von Mises, que demuestra la inviabilidad técnica del socialismo; o el rol que juegan los precios en una economía de mercado; o los beneficios de la división y especialización del trabajo; o que las teorías marxistas de la plusvalía y la explotación se basan en la teoría del valor desarrollada por Adam Smith y que dicha teoría fue superada por los aportes de la escuela austriaca y la revolución marginal iniciada por Stanley Jevons, Carl Menger y Leon Walras desde finales del siglo XIX; o los abusos de los regímenes socialistas y los peligros de las economías centralizadas como lo advirtió Friedrich von Hayek (Nobel de economía); o la teoría de opción pública desarrollada por James Buchanan (Nobel de economía) y Gordon Tullock que pone en evidencia que los políticos no necesariamente tienen el incentivo a buscar “el bien común”; o la importancia de la propiedad privada, no solo en la generación de riqueza, sino también para preservar la libertad y evitar la tiranía de los gobernantes como escribió John Locke en el siglo XVIII; o las categorías de libertad elaboradas por el Nobel de economía Amartya Sen.
Por supuesto, muy pocas personas saben esto, por lo tanto es comprensible que se vean atraídos por la propaganda socialista. Debo aclarar que en este contexto, el calificativo de ignorante no es un insulto contra nadie. Todas las personas somos ignorantes en la mayoría de las áreas del conocimiento. Yo apenas domino una pequeña área de la economía y las finanzas.
El segundo motivo es idiotez. Algunos, teniendo ciertas nociones de economía, política e historia, siguen insistiendo en su error porque se aferran a dogmas y prefieren ajustar la realidad a esos dogmas, en vez de ajustar los dogmas a la realidad. El conocimiento y la ciencia, requieren de un alto sentido crítico y analítico que muchas personas no tienen, no importa cuánto hayan leído y memorizado.
El tercer motivo es oportunismo. Porque muchos ven la oportunidad de llegar al poder a través del discurso populista y simplón del socialismo: prometiendo el cielo y las estrellas, azuzando el revanchismo, inventando enemigos y explotadores y vendiendo la esperanza de un futuro donde la gente viva del Estado y no tenga que trabajar.
La ignorancia es subsanable, la idiotez y el oportunismo son crónicos en quienes lo padecen.
Santa Cruz de la Sierra, 20/05/11
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viernes, 20 de mayo de 2011
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2 comentarios:
Que cierto. La revolución es un ente que siempre busca enemigos a quienes destruir y culpar de todos los males. Lo más triste es que al final termina destruyendo o perjudicando a la misma sociedad que jura defender.
Y la mas cruel realidad es q tenemos un alto grado de ignorancia, idiotez, y oportunismo. Una revolucion que el unico enemigo que encuentra a su paso es el que tiene la razon, una mentira vestida de DEMOCRATA, en el que al final del tunel nos hunde a todos en el mismo abismo.
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