Javier Paz García
El socialismo es una doctrina de pensamiento único, por lo tanto es contrario a la práctica de la tolerancia. El debate, el intercambio de ideas, las transiciones pacíficas del poder político y la tolerancia a quien piensa diferente no son parte de la hermenéutica socialista. El socialismo es una doctrina de poder y de imposición de pensamiento donde no hay espacio para el disenso. Para el socialista la tolerancia es debilidad, por lo tanto, los regímenes socialistas toleran aquello que, por falta de poder o apoyo popular, no pueden destruir. La aceptación de puntos de vista diferentes está dada por consideraciones tácticas para los fines de la toma y el mantenimiento del poder y no como una constante.
Por citar algunos ejemplos, Lenin prohibió la religión en la Unión Soviética y Stalin cometió un sinfín de atrocidades contra los disidentes. El partido nacional-socialista alemán (nazi) mató a millones de judíos, homosexuales y gitanos. La Cuba de Fidel Castro persiguió a los homosexuales. China tiene encarcelados a cientos de disidentes cuyo único crimen es pensar diferente al régimen, entre ellos a Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz. Y por supuesto en todos los regímenes socialistas se restringe la libertad de expresión y de prensa, lo cual evidencia la intolerancia al disenso que existe en estos regímenes. No es infrecuente escuchar sobre quema de libros en estos países.
El odio hacia ciertos grupos, sean los ricos, los blancos, los negros, los extranjeros, los homosexuales, etc. es una plataforma frecuentemente utilizada por líderes socialistas para lograr el apoyo de las masas. El odio hacia ciertos grupos antagónicos al partido es parte fundamental del adoctrinamiento que realizan. Inventar culpables de la pobreza y el subdesarrollo, sea la oligarquía, los judíos o el imperialismo norteamericano, es una constante de los partidos socialistas. Esta visión miope y resentida de la realidad no les permite más que plantear soluciones que requieren la destrucción de ciertos grupos de la sociedad… soluciones que requieren la intolerancia contra el oponente.
El paramilitarismo y la violencia son también estrategias frecuentes de los regímenes socialistas. Hitler y su nacional-socialismo tenían sus temidas SA y SS. Ejemplos contemporáneos son las milicias y movimientos sociales creados por Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia que han servido como grupos de choques para amedrentar a opositores, asediar Parlamentos, patear periodistas y cometer tropelías contrarias a un clima de paz y tolerancia.
La tolerancia consiste en aceptar y respetar a quien piensa diferente a uno. El socialismo predica y practica la aniquilación de quienes piensan diferente a los socialistas. Por ello, no es coincidencia, que donde surge un régimen socialista, se exacerban las tensiones en la sociedad y aumenta la violencia.
Santa Cruz de la Sierra, 11/10/10
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sábado, 13 de noviembre de 2010
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