Javier Paz García
Los días posteriores al referéndum autonómico los líderes cruceños coreaban el slogan “ya somos autónomos”. Me parecía (y me sigue pareciendo) que dicha postura era apresurada y respondía más a una necesidad política que a la realidad; se necesita mucho más que una votación para conquistar la autonomía.
Por otra parte ahora se escuchan voces que dicen que la autonomía se perdió, que perdimos el rumbo, etc., posición que también me parece apresurada.
Lo cierto es que ni ganamos la autonomía el 4 de mayo de 2008 ni la perdimos en los meses posteriores. La autonomía es un proceso por el cual estamos transitando, a veces rápido, a veces lento. Hemos avanzado muchísimo, y nos queda muchísimo por avanzar.
Hoy en la mente de una mayoría del país las autonomías están consolidadas como una obligación del Estado para con la población, éste es un gran logro. Pero aun falta hacerlas realidad en la aplicación, en la transferencia de competencias y recursos económicos desde el nivel central hacia los gobiernos departamentales y municipales; éste es un arduo y moroso trabajo.
Es muy importante destacar que todo el proceso autonómico fue y sigue siendo resistido a rajatablas por el centralismo, mucho antes de que Evo Morales asumiera la presidencia. Goni aseguraba que nunca iba a permitir las autonomías y Evo con todo el poder del Estado central a sus espaldas hizo todo lo posible para frenar el proceso autonómico, haciendo campaña por el No en el referéndum que se realizó conjuntamente para convocar una Asamblea Constituyente y luego tratando de impedir los referendos del 4 de mayo. Finalmente el gobierno decidió incluir la autonomía departamental en su constitución, pero como una fachada, ausente de muchas competencias y recursos que esenciales para verdaderamente tener gobiernos departamentales autónomos. No está demás notar que hoy algunos de los que impulsaron esos referendos están siendo enjuiciados por el gobierno central.
El proceso autonómico es complicado y difícil, incluso existiendo la voluntad de todas las partes. Por ahora no hay esa voluntad y el proceso autonómico se enfrenta a un gobierno en extremo centralista que se va a aferrar al poder que tiene. Pero el proceso autonómico no solo se enfrenta con un gobierno que en lo más íntimo reniega de la autonomía (aunque públicamente exprese su apoyo por dicho proceso), sino también con un gobierno con tendencias totalitarista, que viola las leyes, que realiza persecuciones políticas, que utiliza el poder judicial como instrumento del partido y que está dispuesto a recurrir a la mentira, la farsa, la violencia y el terrorismo de Estado para conseguir sus metas.
Siendo realistas, no podemos esperar avanzar satisfactoriamente en el proceso autonómico con las condiciones actuales. Mientras siga el actual gobierno, las autonomías avanzarán lentamente; por momentos retrocederán y se centralizarán más recursos, como ha sucedido con el IDH por ejemplo.
Pero el proceso autonómico seguirá avanzando a su ritmo mientras exista la voluntad política de los líderes regionales, respaldada por el apoyo de una ciudadanía que crea que con la autonomía tendremos mejores gobiernos en todos los niveles.
Este es un proceso largo y difícil donde no hay que perder la perspectiva ni la paciencia.
Santa Cruz de la Sierra, 06/05/10
lunes, 10 de mayo de 2010
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