Javier Paz García
La crisis fiscal por la que atraviesa Grecia ha puesto en aprietos a los demás miembros de la Unión Europea y especialmente a Alemania, el país miembro con la economía más importante de la región.
Los países miembros de la Unión Europea no deben sobrepasar ciertos márgenes de endeudamiento y déficit fiscal; Grecia está muy por encima de estos márgenes y su situación fiscal está al borde del colapso.
El dilema de la Unión Europea es si intervenir, mediante préstamos para rescatar a Grecia, o dejarla a su suerte. El tema no es sencillo y presenta un problema de riesgo moral. Si la Unión Europea rescata a Grecia, señala a otros países miembros que pueden ser fiscalmente irresponsables, ya que si se meten en problemas, la Unión Europea vendrá en su rescate. El problema es muy similar al de los rescates financieros para las grandes empresas durante la reciente crisis económica: los gobiernos salvaron a muchas empresas, premiando a malos gerentes y a accionistas descuidados. De esta manera los mismos gobiernos incentivan a que las empresas y los accionistas sigan realizando inversiones de alto riesgo, con la idea de que si les va bien, van a tener altas ganancias, y si les va mal, el gobierno nuevamente los va a rescatar. Esto es efectivamente privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.
Hay que conocer un poco del pasado Alemán para entender por qué este salvamento financiero es un tema espinoso para este país. Luego de la 1ra Guerra Mundial Alemania sufrió una de las inflaciones más altas de la historia. Esta experiencia traumática hizo de los Alemanes uno de los pueblos con mayor disciplina fiscal en el mundo. La adopción del euro como moneda común tuvo mucha resistencia dentro de este país porque significaba abandonar el marco alemán, una de las monedas más estables del mundo, y pasar a definir la política monetaria junto a países menos prudentes como Italia o Grecia. El miedo de muchos alemanes era precisamente que, al tener una moneda común, Alemania termine pagando por la irresponsabilidad fiscal de otros países miembros. Si la Unión Europea rescata a Grecia (y si lo hace, Alemania pondrá buena parte del rescate), esos miedos se harán realidad y el costo político para Angela Merkel, la actual canciller alemana puede ser muy alto.
Por otro lado dejar a Grecia por su cuenta puede causar un efecto dominó, con países como Portugal, España o Irlanda, países cuya situación fiscal no está en buen estado. Esto podría hundir a Europa en otra crisis económica.
Quienes abogan por el salvamento financiero argumentan que no intervenir en Grecia tendría consecuencias peores para todos los países miembros de la EU y para la una economía global todavía frágil y en recuperación.
Quienes creen que la Unión Europea no debería intervenir, argumentan que hacerlo no evita una crisis simplemente la posterga y que además, al premiar el comportamiento irresponsable y castigar el comportamiento responsable (Alemania, la responsable paga por la indisciplina fiscal de Grecia), hace que los países no tomen las medidas necesarias para sanear sus economías y así evitar estas crisis en el futuro.
Santa Cruz de la Sierra, 20/02/10
sábado, 27 de febrero de 2010
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