Javier Paz García
Postular la superioridad física del hombre sobre la mujer es posible; la intelectual, difícil; la moral, absurdo.
El hombre es en promedio de mayor tamaño y masa corporal que la mujer y tiende a superarla en fuerza. Lo mismo sucede al más alto nivel de desempeño físico, en competencias deportivas donde generalmente los records mundiales absolutos pertenecen a hombres y no así a mujeres. Bajo esta óptica no es controversial decir que el hombre es físicamente superior a la mujer.
Sin embargo, no basta limitarnos a pruebas de fuerza o velocidad. Por ejemplo, la eficiencia del cuerpo humano para usar energía es claramente una parte de su cualidad física. En ese sentido, la mujer promedio necesita menos calorías que el hombre promedio para sobrevivir, es más eficiente y por ende superior. En otras pruebas físicas como ser la capacidad para mantenerse sin dormir por prolongados periodos de tiempo, soportar el estrés o el dolor, la diferencia no debe ser tan evidente. Sobre la resistencia al dolor, es curioso lo que las mujeres pueden llegar a hacer por razones estéticas: la depilación es un acto de tortura al cual se someten voluntariamente; yo lloriqueo cuando me arranco un pelo. El uso de tacos es otro ejemplo. Hay además dos capacidades físicas exclusivas de las mujeres; la de mantener en el útero a un bebé en gestación y una vez fuera, producir leche para su alimentación. Ambas son esenciales para la sobrevivencia humana y por lo tanto, dentro del ámbito de la capacidad física, pueden ser tan o más importantes que correr rápido o alzar harto peso.
Al observar que la mayoría de los pensadores, gobernantes y científicos son hombres podríamos suponer su superioridad intelectual. A lo largo de la historia, las mujeres han sido limitadas en el acceso a la educación y al poder, prohibidas de ciertas actividades y recluidas a labores del hogar. Por lo tanto, el hecho de que existan más ilustres del género masculino se puede explicar convincentemente como el producto de instituciones patriarcales. A medida que superemos esas instituciones (leyes, normas, tradiciones), veremos achicarse esa diferencia. Sobre este punto, hay que destacar la valentía de muchas mujeres que, viviendo en sociedades que todavía no se han despojado completamente de costumbres anacrónicas, trabajan fuera de casa, muchas veces en ambientes hostiles, y a la vez llevan a cabo sin ayuda del cónyuge las labores del hogar.
Desde el punto de vista moral, postular la dignidad de todo ser humano nos impide crear jerarquías de orden racial o de género. Sin embargo, en temas de responsabilidad podemos encontrar mucha evidencia que no favorece al hombre. Me explico con un comentario que me hizo un amigo hace años, va más o menos así: “En nuestra empresa preferimos pagarle a las esposas de los trabajadores. Si les pagamos a los trabajadores, la mitad de ellos se bebe su sueldo ese fin de semana, se gastan hasta la leche para sus hijos y no vienen a trabajar el lunes por dormir su borrachera”.
Enhorabuena a todas las mujeres.
La Paz 18/05/09
miércoles, 27 de mayo de 2009
martes, 19 de mayo de 2009
Réplica a la dúplica de Ender
Javier Paz García
Respondiendo a la última nota de Abraham Ender (Es la ética, Sr. Paz…, El Deber 14/05/09), yo no sabía que Pinochet y Videla “se autodefinieron ‘defensores de la ética liberal y católica’” como afirma Ender, pero ciertamente no eran liberales. Pinochet tiene el mérito de haber introducido políticas de libre mercado en su país, pero Pinochet era un dictador que no respetaba los derechos humanos. Tampoco lo fueron Videla, Banzer o Strossner. Estos líderes eran anticomunistas de derecha, no eran liberales.
Sobre Torquemada ya expliqué anteriormente que es un personaje que encaja en el marco de los líderes mesiánicos, nunca afirmé que era socialista.
Pero hablemos de lógica y de evidencia. Cuando alguien afirma la inexistencia de algo, solo se necesita una prueba contradictoria para rebatir tal aseveración. Por ejemplo, si alguien dice que no existen dálmatas en Bolivia, la sola muestra de un dálmata en el país refuta esa afirmación. No es necesario encontrar dos, llevar a cabo un censo de dálmatas o escribir la historia de los dálmatas para desmentirla. Sólo un contraejemplo basta.
En ese sentido, Ender afirma que “todo Estado se asienta sobre la religión, los fusiles y el poder económico y que la ética liberal del siglo XIX y sus prohombres nunca intentaron desmantelar”. Thomas Jefferson y Juan Bautista Alberdi intentaron crear sociedades donde se respete la libertad de culto y donde el Estado no se convierta en un todopoderoso capaz de oprimir a los ciudadanos. Estos contraejemplos bastan para concluir que la afirmación de Ender es falsa. Ender se confunde o intenta confundir al pretender que la existencia de lobbies religiosos en EEUU anula la labor de estos prohombres, cuando en todo caso la valida; en EEUU también existen lobbies para defender intereses judíos o musulmanes, todos legalmente establecidos y sin miedo a ser perseguidos por el Estado.
Ender también afirma que “la ética liberal de las últimas dos décadas ha llevado a la práctica la desintegración de toda forma de solidaridad”. Yo lo refuté mencionando las donaciones, que el Larousse define como “acto de liberalidad por el que una persona disminuye en parte su patrimonio en beneficio de otra”, lo cual es prueba suficiente de la falsedad de tal aseveración. Adicionalmente podemos mencionar las donaciones anónimas de sangre que suceden casi a diario en los EEUU o los miles de misioneros gringos que hay regados en todo el mundo. Si para Ender donar dinero, alimentos, sangre o el tiempo personal en beneficio de personas necesitadas no son muestras de solidaridad, tal vez debería consultar un diccionario. Por cierto, la cita de Camus no contradice mi ejemplo.
Sobre la depredación de la naturaleza comentaré en un artículo posterior.
Ender ve “innecesario sustentar lo que se ve y se lee a diario” (posición correcta para debatir). Todos vemos lo mismo, lo que cambia es la interpretación que le damos. No es lo mismo describir un hecho que intentar explicar su causalidad. Y no es lo mismo lanzar afirmaciones, como lo hace Ender, que argumentar. La seriedad de un argumento está en su sustentación teórica y empírica, lo que Ender no hace en lo absoluto. Además, una persona que cree o parece creer (o intenta hacernos creer) que Pinochet era liberal es alguien que no tiene noción ni de la realidad ni de lo que habla.
¿Y la ética Sr. Ender?
La Paz, 14/05/09
Respondiendo a la última nota de Abraham Ender (Es la ética, Sr. Paz…, El Deber 14/05/09), yo no sabía que Pinochet y Videla “se autodefinieron ‘defensores de la ética liberal y católica’” como afirma Ender, pero ciertamente no eran liberales. Pinochet tiene el mérito de haber introducido políticas de libre mercado en su país, pero Pinochet era un dictador que no respetaba los derechos humanos. Tampoco lo fueron Videla, Banzer o Strossner. Estos líderes eran anticomunistas de derecha, no eran liberales.
Sobre Torquemada ya expliqué anteriormente que es un personaje que encaja en el marco de los líderes mesiánicos, nunca afirmé que era socialista.
Pero hablemos de lógica y de evidencia. Cuando alguien afirma la inexistencia de algo, solo se necesita una prueba contradictoria para rebatir tal aseveración. Por ejemplo, si alguien dice que no existen dálmatas en Bolivia, la sola muestra de un dálmata en el país refuta esa afirmación. No es necesario encontrar dos, llevar a cabo un censo de dálmatas o escribir la historia de los dálmatas para desmentirla. Sólo un contraejemplo basta.
En ese sentido, Ender afirma que “todo Estado se asienta sobre la religión, los fusiles y el poder económico y que la ética liberal del siglo XIX y sus prohombres nunca intentaron desmantelar”. Thomas Jefferson y Juan Bautista Alberdi intentaron crear sociedades donde se respete la libertad de culto y donde el Estado no se convierta en un todopoderoso capaz de oprimir a los ciudadanos. Estos contraejemplos bastan para concluir que la afirmación de Ender es falsa. Ender se confunde o intenta confundir al pretender que la existencia de lobbies religiosos en EEUU anula la labor de estos prohombres, cuando en todo caso la valida; en EEUU también existen lobbies para defender intereses judíos o musulmanes, todos legalmente establecidos y sin miedo a ser perseguidos por el Estado.
Ender también afirma que “la ética liberal de las últimas dos décadas ha llevado a la práctica la desintegración de toda forma de solidaridad”. Yo lo refuté mencionando las donaciones, que el Larousse define como “acto de liberalidad por el que una persona disminuye en parte su patrimonio en beneficio de otra”, lo cual es prueba suficiente de la falsedad de tal aseveración. Adicionalmente podemos mencionar las donaciones anónimas de sangre que suceden casi a diario en los EEUU o los miles de misioneros gringos que hay regados en todo el mundo. Si para Ender donar dinero, alimentos, sangre o el tiempo personal en beneficio de personas necesitadas no son muestras de solidaridad, tal vez debería consultar un diccionario. Por cierto, la cita de Camus no contradice mi ejemplo.
Sobre la depredación de la naturaleza comentaré en un artículo posterior.
Ender ve “innecesario sustentar lo que se ve y se lee a diario” (posición correcta para debatir). Todos vemos lo mismo, lo que cambia es la interpretación que le damos. No es lo mismo describir un hecho que intentar explicar su causalidad. Y no es lo mismo lanzar afirmaciones, como lo hace Ender, que argumentar. La seriedad de un argumento está en su sustentación teórica y empírica, lo que Ender no hace en lo absoluto. Además, una persona que cree o parece creer (o intenta hacernos creer) que Pinochet era liberal es alguien que no tiene noción ni de la realidad ni de lo que habla.
¿Y la ética Sr. Ender?
La Paz, 14/05/09
jueves, 7 de mayo de 2009
Eligiendo sinvergüenzas
Javier Paz García
Luego de los ataques del 11 de septiembre del 2001, la administración de George Bush lanzó una campaña en todos los niveles para justificar la invasión a Irak. Debo confesar que la presentación del Secretario de Estado Colin Powell ante la ONU donde “demostraba” la existencia de silos de misiles y otras actividades militares me convenció que EEUU tenía el derecho de sacar a Saddam Hussein del poder. Grande fue mi indignación cuando no aparecieron las armas de destrucción masiva que la administración Bush había asegurado que existían. Y mi indignación fue aun mayor cuando el gobierno de Estados Unidos, en una muestra de cinismo, cambió su discurso asegurando que había invadido Irak para proteger al pueblo iraquí del tirano Hussein. Sin embargo a pesar de la evidente mentira y manipulación con la que la administración Bush manejó un tema tan serio como es iniciar una guerra, el 2004 el pueblo de Estados Unidos lo reeligió. Hoy nos enteramos que también utilizó métodos de la inquisición para interrogar a sospechosos de terrorismos.
Daniel Noriega fue un asaltante de bancos, denunciado por su hijastra Zoila América de haberla violado sexualmente por varios años. Hoy es el presidente democráticamente electo de Nicaragua.
Hugo Chávez en nombre de la descentralización ha centralizado funciones de las regiones y municipios, ha financiado campañas políticas en toda América con dinero de los venezolanos, en nombre del socialismo y del amor al prójimo persigue hasta tener en la cárcel a sus opositores y que ha llevado a Venezuela a un caos económico y social cuyo precio va a tener que pagar ahora y mucho tiempo después de que el tirano se retire. Sin embargo los venezolanos siguen votando por él.
En Ecuador está Rafael Correa, un pendenciero que hace lo que quiere con las leyes y con el país. Acaba de ser reelegido.
En Brasil los numerosos escándalos de corrupción no mellan la popularidad de Lula, por lo que podemos concluir que en realidad no son escándalos, son solo corrupción.
En Paraguay el “obispo” Lugo tiene más mujeres que un sultán y más descendencia que Matusalén y dado el ambiente moral que existe en Latinoamérica, no debemos extrañarnos si su pueblo lo declara santo.
Al matrimonio Kirchner en Argentina la faltan brazos para quitarles el dinero a los argentinos. Las retenciones al campo, las jubilaciones, aerolíneas argentinas, etc.
Bolivia es el mundo del revés. Evo Morales, el bloqueador histórico, critica los bloqueos; los terroristas del gobierno causan terror ¡para luchar contra el terrorismo!; encapuchados del gobierno secuestran a ciudadanos a cualquier hora del día o de la noche sin ninguna orden de arresto ¡para defender los derechos humanos!; el que anda con un palo en la mano es demócrata y el que marcha pacíficamente es subversivo; las leyes valen solo cuando le conviene el gobernante y la corrupción está en cada rincón. Y sin embargo Evo sigue popular y probablemente será reelegido en diciembre.
Lo triste de este panorama es que refleja los valores éticos de nuestros pueblos (o su ausencia). El problema no es que haya personas como Bush, Ortega, Chávez o Morales, por que los hay en todas partes; el problema es que los elijamos como nuestros representantes y luego, conociéndolos, los reelijamos. Ellos son un reflejo de lo que somos y de lo que nos falta.
La Paz, 07/05/09
Luego de los ataques del 11 de septiembre del 2001, la administración de George Bush lanzó una campaña en todos los niveles para justificar la invasión a Irak. Debo confesar que la presentación del Secretario de Estado Colin Powell ante la ONU donde “demostraba” la existencia de silos de misiles y otras actividades militares me convenció que EEUU tenía el derecho de sacar a Saddam Hussein del poder. Grande fue mi indignación cuando no aparecieron las armas de destrucción masiva que la administración Bush había asegurado que existían. Y mi indignación fue aun mayor cuando el gobierno de Estados Unidos, en una muestra de cinismo, cambió su discurso asegurando que había invadido Irak para proteger al pueblo iraquí del tirano Hussein. Sin embargo a pesar de la evidente mentira y manipulación con la que la administración Bush manejó un tema tan serio como es iniciar una guerra, el 2004 el pueblo de Estados Unidos lo reeligió. Hoy nos enteramos que también utilizó métodos de la inquisición para interrogar a sospechosos de terrorismos.
Daniel Noriega fue un asaltante de bancos, denunciado por su hijastra Zoila América de haberla violado sexualmente por varios años. Hoy es el presidente democráticamente electo de Nicaragua.
Hugo Chávez en nombre de la descentralización ha centralizado funciones de las regiones y municipios, ha financiado campañas políticas en toda América con dinero de los venezolanos, en nombre del socialismo y del amor al prójimo persigue hasta tener en la cárcel a sus opositores y que ha llevado a Venezuela a un caos económico y social cuyo precio va a tener que pagar ahora y mucho tiempo después de que el tirano se retire. Sin embargo los venezolanos siguen votando por él.
En Ecuador está Rafael Correa, un pendenciero que hace lo que quiere con las leyes y con el país. Acaba de ser reelegido.
En Brasil los numerosos escándalos de corrupción no mellan la popularidad de Lula, por lo que podemos concluir que en realidad no son escándalos, son solo corrupción.
En Paraguay el “obispo” Lugo tiene más mujeres que un sultán y más descendencia que Matusalén y dado el ambiente moral que existe en Latinoamérica, no debemos extrañarnos si su pueblo lo declara santo.
Al matrimonio Kirchner en Argentina la faltan brazos para quitarles el dinero a los argentinos. Las retenciones al campo, las jubilaciones, aerolíneas argentinas, etc.
Bolivia es el mundo del revés. Evo Morales, el bloqueador histórico, critica los bloqueos; los terroristas del gobierno causan terror ¡para luchar contra el terrorismo!; encapuchados del gobierno secuestran a ciudadanos a cualquier hora del día o de la noche sin ninguna orden de arresto ¡para defender los derechos humanos!; el que anda con un palo en la mano es demócrata y el que marcha pacíficamente es subversivo; las leyes valen solo cuando le conviene el gobernante y la corrupción está en cada rincón. Y sin embargo Evo sigue popular y probablemente será reelegido en diciembre.
Lo triste de este panorama es que refleja los valores éticos de nuestros pueblos (o su ausencia). El problema no es que haya personas como Bush, Ortega, Chávez o Morales, por que los hay en todas partes; el problema es que los elijamos como nuestros representantes y luego, conociéndolos, los reelijamos. Ellos son un reflejo de lo que somos y de lo que nos falta.
La Paz, 07/05/09
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