Javier Paz García
Leo que el Plan 3000 quiere formar su propia alcaldía. Si esa es la decisión de la mayoría de sus habitantes, tiene mi apoyo. Primero, por principio. El pedido de autonomía del Plan, no es conceptualmente diferente al pedido de autonomía del departamento de Santa Cruz. Sería una muestra de incoherencia el estar de acuerdo con un planteamiento y en desacuerdo con el otro. Aquéllos que apoyan la propuesta argumentan que la alcaldía los ha olvidado, y que ellos creen poder administrar mejor sus propios recursos. ¿No es éste acaso el mismo argumento que usamos los autonomistas cruceños? Un contra argumento es que quienes quieren dividir al Plan 3000 lo hacen porque son masistas que quieren fraccionar el movimiento autonomista. ¿No es acaso este argumento “divisionista”, similar al que usa el gobierno de forma mentirosa y cínica para frenar las autonomías? Pues si creemos en la autonomía, si creemos que cada persona es la más idónea para administrar sus propios recursos entonces no tenemos ningún argumento para negar el derecho de los ciudadanos del Plan 3000 a crear su propio municipio, mientras sea efectivamente la mayoría su población la que lo decida en una elección libre y transparente.
Los masistas dicen que la alcaldía no hace obras en el Plan 3000 como castigo político. Desconfío de esta afirmación y ya sabemos lo mentiroso y caraduras que son los masistas. Pero si esto fuera cierto, es algo reprochable, que les da aun más motivos a sus ciudadanos para establecer su municipio.
Algo que la gente del Plan debe saber antes de tomar una decisión al respecto es cuanto dinero gasta la alcaldía cruceña en obras para el Plan 3000 y cuanto recibe de los ciudadanos del Plan por concepto de impuestos y coparticipación tributaria. Si el municipio gasta más en el Plan de lo que recibe, significa que si hacen su propio municipio los ciudadanos del Plan van a perder recursos y van a tener menos dinero para obras. Por otro lado si el ingreso que genera el Plan 3000 a la alcaldía cruceña es menor al gasto que la alcaldía hace en la ciudadela, esto puede significar que los ciudadanos más pobres de la ciudad estén subvencionando a aquéllos de clase media y alta que viven dentro del 4to anillo. Esto sería vergonzoso y daría todos los justificativos para que el Plan forme su propia alcaldía. Por supuesto que este análisis debe hacerse sobre un periodo de tiempo razonable, ya que en un año particular, un área de la ciudad puede o no recibir más de lo que pone de manera bastante aleatoria.
Pero también existe una razón (más egoísta) por la que me alegraría que el Plan 3000 cree su propio municipio, y es que se haría más difícil que los Johnny Fernández y otros populistas vuelvan a ganar la alcaldía de mi ciudad a punta de regalar ambulancias y repartir cervezas.
Los ciudadanos del Plan 3000 son adultos capaces de tomar sus propias decisiones y administrar sus propios recursos. Si ellos desean formar un municipio y cumplen los requisitos necesarios, tienen todo el derecho de hacerlo y su decisión debe ser respetada.
La Paz, 25/09/08
jueves, 25 de septiembre de 2008
viernes, 19 de septiembre de 2008
Nacional Socialismo y Movimiento al Socialismo
Javier Paz García
Me impresiona la ligereza con la cual el Movimiento al Socialismo acusa de fascistas y nazis a diestra y siniestra. Pero cuando vamos más allá de las acusaciones vacías y miramos a los hechos factuales, vemos que en realidad es el Movimiento al Socialismo (MAS) el cual tiene una cantidad impresionante de similitudes y coincidencias programáticas y metodológicas con el partido Nacional Socialista (Nazi).
Las coincidencias comienzan con los nombres mismos, casi idénticos: ambos son movimientos nacionalistas y socialistas. Las ideologías son iguales: propugnan un nacionalismo centralista y racista, ario en el caso de los nazis, indigenista en el caso del MAS. Ambos partidos son altamente ritualistas. El nazismo saluda con la mano en alto, el MAS lo hace con el puño en alto. El nazismo pone a la svástica nazi al nivel de los demás símbolos patrios, el masismo hace lo propio con la whipala. Ambos movimientos repudian la religión.
Los nazis tienen sus SA y SS que causaban terror, el MAS tiene también sus SS (sectores sociales). Para ambos partidos la democracia no es más que un medio por el cual llegar al poder, para luego deshacerse de ella, ambos destruyen las instituciones democráticas, las cortes electorales, los poderes legislativo y judicial. Ambos creen en la lucha armada y la violencia revolucionaria. Ambos son centralistas, extremadamente centralistas. Hitler prometía que la Alemania del III Reich iba a durar 1000, Evo promete refundar Bolivia, y cree, como Hitler, que la historia comienza con él. Los nazis inventaron el mito del enemigo interno: los judíos, a quienes culparon de la pobreza del pueblo alemán. Los masis hicieron del enemigo interno al oligarca criollo cruceño a quien culpan de la pobreza del pueblo boliviano. Ambos incentivan activamente el odio racial. Hitler decía que él luchaba por el pueblo alemán, Evo dice que lucha por el pueblo boliviano. Hitler regaló pan al pueblo alemán, lo cual lo hizo popular; Evo regala bonos al pueblo boliviano, lo cual lo hace popular. Ambos prometieron el paraíso, si su pueblo les seguía. Los nazis cierran el parlamento de forma definitiva, los masis lo cierran de forma temporal con sus cercos. Hitler fortalece a la Wehrmacht con lo que enamora a los oficiales alemanes, Evo a las FFAA, con lo que enamora a los oficiales bolivianos. Según testimonio de un comandante, ningún presidente le había prestado tanta atención a las FFAA en Bolivia como lo ha hecho Evo (el testimonio casi logra sacar lágrimas de mis ojos por su ternura). Hitler mató a Ernst Röhm, comandante de las SA nazis, para deshacerse de una molestia; El masismo mató en Pando para deshacerse de la molestia de Leopoldo Fernández. Ambos practican el terrorismo de Estado.
Los nazis incendiaron el parlamento alemán, los masis incendiaron la prefectura cochabambina. Ambos líderes son oradores populistas, ambos partidos promueven el culto al líder a quien muestran como salvador de la patria. Ambos líderes tienen canciones y películas en su honor (no sé si Hitler también llegó a sacar estampillas con su rostro). Ambos partidos censuran (con métodos diferentes) a la prensa libre. Ambos regímenes muestran una cara en el exterior y otra en el interior.
Ambos partidos han tenido a terroristas renegados entre sus más altas figuras. Ambos han sido maestros de la mentira y la propaganda. Los nazis tenían a Goebbels, los masis lo tienen a Lineras, Contreras (en reposo), Canelas, Rada, Quintana, Llorenti, maestros de la mentira y el cinismo.
Por último, ambos movimientos llevaron a sus respectivos países al desastre.
La Paz, 19/09/08
Me impresiona la ligereza con la cual el Movimiento al Socialismo acusa de fascistas y nazis a diestra y siniestra. Pero cuando vamos más allá de las acusaciones vacías y miramos a los hechos factuales, vemos que en realidad es el Movimiento al Socialismo (MAS) el cual tiene una cantidad impresionante de similitudes y coincidencias programáticas y metodológicas con el partido Nacional Socialista (Nazi).
Las coincidencias comienzan con los nombres mismos, casi idénticos: ambos son movimientos nacionalistas y socialistas. Las ideologías son iguales: propugnan un nacionalismo centralista y racista, ario en el caso de los nazis, indigenista en el caso del MAS. Ambos partidos son altamente ritualistas. El nazismo saluda con la mano en alto, el MAS lo hace con el puño en alto. El nazismo pone a la svástica nazi al nivel de los demás símbolos patrios, el masismo hace lo propio con la whipala. Ambos movimientos repudian la religión.
Los nazis tienen sus SA y SS que causaban terror, el MAS tiene también sus SS (sectores sociales). Para ambos partidos la democracia no es más que un medio por el cual llegar al poder, para luego deshacerse de ella, ambos destruyen las instituciones democráticas, las cortes electorales, los poderes legislativo y judicial. Ambos creen en la lucha armada y la violencia revolucionaria. Ambos son centralistas, extremadamente centralistas. Hitler prometía que la Alemania del III Reich iba a durar 1000, Evo promete refundar Bolivia, y cree, como Hitler, que la historia comienza con él. Los nazis inventaron el mito del enemigo interno: los judíos, a quienes culparon de la pobreza del pueblo alemán. Los masis hicieron del enemigo interno al oligarca criollo cruceño a quien culpan de la pobreza del pueblo boliviano. Ambos incentivan activamente el odio racial. Hitler decía que él luchaba por el pueblo alemán, Evo dice que lucha por el pueblo boliviano. Hitler regaló pan al pueblo alemán, lo cual lo hizo popular; Evo regala bonos al pueblo boliviano, lo cual lo hace popular. Ambos prometieron el paraíso, si su pueblo les seguía. Los nazis cierran el parlamento de forma definitiva, los masis lo cierran de forma temporal con sus cercos. Hitler fortalece a la Wehrmacht con lo que enamora a los oficiales alemanes, Evo a las FFAA, con lo que enamora a los oficiales bolivianos. Según testimonio de un comandante, ningún presidente le había prestado tanta atención a las FFAA en Bolivia como lo ha hecho Evo (el testimonio casi logra sacar lágrimas de mis ojos por su ternura). Hitler mató a Ernst Röhm, comandante de las SA nazis, para deshacerse de una molestia; El masismo mató en Pando para deshacerse de la molestia de Leopoldo Fernández. Ambos practican el terrorismo de Estado.
Los nazis incendiaron el parlamento alemán, los masis incendiaron la prefectura cochabambina. Ambos líderes son oradores populistas, ambos partidos promueven el culto al líder a quien muestran como salvador de la patria. Ambos líderes tienen canciones y películas en su honor (no sé si Hitler también llegó a sacar estampillas con su rostro). Ambos partidos censuran (con métodos diferentes) a la prensa libre. Ambos regímenes muestran una cara en el exterior y otra en el interior.
Ambos partidos han tenido a terroristas renegados entre sus más altas figuras. Ambos han sido maestros de la mentira y la propaganda. Los nazis tenían a Goebbels, los masis lo tienen a Lineras, Contreras (en reposo), Canelas, Rada, Quintana, Llorenti, maestros de la mentira y el cinismo.
Por último, ambos movimientos llevaron a sus respectivos países al desastre.
La Paz, 19/09/08
viernes, 12 de septiembre de 2008
Evo el pacifista
Javier Paz García
Evo no es ningún pacifista, y eso no es necesariamente malo, yo tampoco lo soy. Pero pretende serlo y eso lo hace hipócrita. Tampoco es un dialogador sincero, pero mientras escribo estas palabras lo escucho por la radio repetir la palabra “diálogo” innumerables veces. Cree que la libertad de prensa consiste en que la prensa calle sus errores y glorifique sus virtudes; aquéllos que no siguen esta receta son declarados enemigos, apaleados y apedreados… literalmente. Y como Mao, Lenin o Hitler, cree verdaderamente encarnar la consciencia del pueblo.
Pero a pesar que Evo ha pulido su discurso muchísimo y ha aprendido el arte de la política hasta convertirse en un verdadero príncipe maquiavélico, su trayectoria no lo abandona. Evo es probablemente el más exitoso bloqueador en la historia de Bolivia, merece de sobra el título de maestro del bloqueo. No se le puede probar legalmente su vínculo con el narcotráfico, pero que nadie me venga a decir que el más poderoso líder que hayan tenido las federaciones de cocaleros del Chapare, no sabía nada sobre el destino de su producción de coca. Y nadie en su sano juicio podría decir que los matabobos que han cercenado extremidades y matado gente en el Chapare no tenían su aprobación o al menos su conocimiento.
Evo, como buen socialista, cree en la lucha armada, en esa lucha que llevaron a cabo su vicepresidente, en esa lucha que llevaron los hermanos Peredo quienes hoy son Senador y concejal por el MAS. En esa lucha que él mismo llevó a cabo hasta que se dio cuenta que la democracia podría serle útil. Y cuando descubrió la democracia, también descubrió a la Unión Europea y las ONGs. Y descubrió que para conseguir dinero y apoyo de estas buenas gentes era mejor dar una fachada de “defensa de los pueblos indígenas” que suena mucho mejor a “defensa de la coca y la cocaína”. Y con ese truco, un trabajo arduo y una serie de eventos infortunados llegó a la presidencia y hasta fue nominado a Nobel de la Paz.
Pero Evo no es ningún pacifista y no le molesta usar “al pueblo” como carne de cañón (sí le molesta usar al Ejército y la Policía, porque eso tiene implicaciones legales y es perjudicial para su imagen pública). Y estoy seguro que los muertos que carga su gobierno y su carrera sindical no le quitan el sueño. Lo que le debe quitar el sueño es la posibilidad de no conseguir la reelección, y consolidar el poder “político, económico y cultural”.
En fútbol no es inusual que cuando un equipo va ganando un partido, los jugadores empiezan a lesionarse más seguido, se revuelcan más tiempo en cada caída, tardan en salir de la cancha cuando son reemplazados, en fin, empiezan a dilatar las acciones lo más posible para que pase el tiempo. Evo, hasta ahora practicó esa estrategia con las regiones, porque no le quedaba mal hacerse el dialogador y pacifista, convocar humildemente al diálogo, sacarse una foto, y dilatar el tiempo, mientras tanto el IDH seguía siendo confiscado, sus leyes pasaban, sea con cercos, sesiones truchas, senadores suplentes inhabilitados y él avanzaba en su proyecto. Es decir, quedaba de dialogador y no cedía en nada: un golazo político.
Ahora Evo no tiene pisada en la mitad del país, instalaciones de impuestos, aduanas, aeropuertos, pozos petroleros están en manos de autonomistas y por lo menos por ahora, las arcas del centralismo no van a recibir los jugosos ingresos que llegan del oriente, volviendo a la analogía el partido está parejo. Evo no es ningún dialogador, pero esta vez puede que esté dispuesto a dialogar. Habrá que ver.
La Paz, 12/09/08
Evo no es ningún pacifista, y eso no es necesariamente malo, yo tampoco lo soy. Pero pretende serlo y eso lo hace hipócrita. Tampoco es un dialogador sincero, pero mientras escribo estas palabras lo escucho por la radio repetir la palabra “diálogo” innumerables veces. Cree que la libertad de prensa consiste en que la prensa calle sus errores y glorifique sus virtudes; aquéllos que no siguen esta receta son declarados enemigos, apaleados y apedreados… literalmente. Y como Mao, Lenin o Hitler, cree verdaderamente encarnar la consciencia del pueblo.
Pero a pesar que Evo ha pulido su discurso muchísimo y ha aprendido el arte de la política hasta convertirse en un verdadero príncipe maquiavélico, su trayectoria no lo abandona. Evo es probablemente el más exitoso bloqueador en la historia de Bolivia, merece de sobra el título de maestro del bloqueo. No se le puede probar legalmente su vínculo con el narcotráfico, pero que nadie me venga a decir que el más poderoso líder que hayan tenido las federaciones de cocaleros del Chapare, no sabía nada sobre el destino de su producción de coca. Y nadie en su sano juicio podría decir que los matabobos que han cercenado extremidades y matado gente en el Chapare no tenían su aprobación o al menos su conocimiento.
Evo, como buen socialista, cree en la lucha armada, en esa lucha que llevaron a cabo su vicepresidente, en esa lucha que llevaron los hermanos Peredo quienes hoy son Senador y concejal por el MAS. En esa lucha que él mismo llevó a cabo hasta que se dio cuenta que la democracia podría serle útil. Y cuando descubrió la democracia, también descubrió a la Unión Europea y las ONGs. Y descubrió que para conseguir dinero y apoyo de estas buenas gentes era mejor dar una fachada de “defensa de los pueblos indígenas” que suena mucho mejor a “defensa de la coca y la cocaína”. Y con ese truco, un trabajo arduo y una serie de eventos infortunados llegó a la presidencia y hasta fue nominado a Nobel de la Paz.
Pero Evo no es ningún pacifista y no le molesta usar “al pueblo” como carne de cañón (sí le molesta usar al Ejército y la Policía, porque eso tiene implicaciones legales y es perjudicial para su imagen pública). Y estoy seguro que los muertos que carga su gobierno y su carrera sindical no le quitan el sueño. Lo que le debe quitar el sueño es la posibilidad de no conseguir la reelección, y consolidar el poder “político, económico y cultural”.
En fútbol no es inusual que cuando un equipo va ganando un partido, los jugadores empiezan a lesionarse más seguido, se revuelcan más tiempo en cada caída, tardan en salir de la cancha cuando son reemplazados, en fin, empiezan a dilatar las acciones lo más posible para que pase el tiempo. Evo, hasta ahora practicó esa estrategia con las regiones, porque no le quedaba mal hacerse el dialogador y pacifista, convocar humildemente al diálogo, sacarse una foto, y dilatar el tiempo, mientras tanto el IDH seguía siendo confiscado, sus leyes pasaban, sea con cercos, sesiones truchas, senadores suplentes inhabilitados y él avanzaba en su proyecto. Es decir, quedaba de dialogador y no cedía en nada: un golazo político.
Ahora Evo no tiene pisada en la mitad del país, instalaciones de impuestos, aduanas, aeropuertos, pozos petroleros están en manos de autonomistas y por lo menos por ahora, las arcas del centralismo no van a recibir los jugosos ingresos que llegan del oriente, volviendo a la analogía el partido está parejo. Evo no es ningún dialogador, pero esta vez puede que esté dispuesto a dialogar. Habrá que ver.
La Paz, 12/09/08
jueves, 11 de septiembre de 2008
Reflexiones adicionales sobre la desigualdad
Javier Paz García
La desigualdad es parte de la naturaleza humana: algunos nacen hombres, otras mujeres; unos disfrutan del fútbol, otros el basket; algunos mueren jóvenes y otros viejos. Los seres humanos diferimos en preferencias, aptitudes, creencias religiosas, hábitos alimenticios, rasgos físicos, laboriosidad, productividad, etc. Buscar igualdad en estas áreas es una tarea imposible, en la cual los gobiernos no deben tomar ningún rol.
Como dije al comienzo, la desigualdad es parte de la naturaleza, pero también es producto de la libertad que tiene cada individuo a tomar sus propias decisiones, a seguir su propio camino y a elegir ser diferente a los demás. No se puede ser igual a todos y a la vez ser libre. Y como decía Milton Friedman, premio Nobel de economía, “una sociedad que pone la igualdad por encima de la libertad, termina sin igualdad y sin libertad”.
En este punto es preciso hacer una distinción conceptual: la igualdad de resultados (aquélla que proclaman el socialismo y el comunismo) busca similares condiciones de vida para todas las personas. Por otro lado la igualdad de oportunidades es aquélla donde todos los individuos de una sociedad tienen acceso a las mismas oportunidades y cada individuo decide qué oportunidades tomar.
Los gobiernos que ponen un excesivo énfasis en la igualdad de resultados necesariamente terminan restringiendo las libertades de sus ciudadanos, y como la historia lo demuestra, empobreciéndolos.
Sin embargo, los Estados deben buscar que existan condiciones mínimas de oportunidades para todos sus ciudadanos. Y existe una desigualdad que los gobiernos deben combatir: aquélla que nace de la discriminación.
La discriminación que sufren las niñas en el acceso a la educación porque muchos padres prefieren que solo estudien sus hijos varones es una verdadera tragedia que debe combatirse. La discriminación que sufren las mujeres que, teniendo iguales calificaciones, en promedio ganan menos que los hombres, es también inaceptable. La discriminación y el menosprecio contra alguien por ser indígena, o negro, es algo indigno de estos tiempos. La discriminación en el acceso a la educación, a un puesto de trabajo, al sistema de justicia, al derecho de propiedad privada por motivos de género o raza mellan la dignidad humana y deben ser combatidos.
En Bolivia todavía existe este tipo de discriminación, todavía existen niñas que son discriminadas en el acceso a la educación por sus propios padres, todavía existe gente que cree que un blanco intrínsicamente vale más que un negro o un indígena, todavía existen hombres que creen que la mujer no debe salir de la cocina.
La otra desigualdad es la de la justicia, cuando es más lenta para algunos y más pronta para otros; cuando los fallos se determinan de acuerdo a amistades y billeteras; cuando un trámite tarda una eternidad.
Si como sociedad queremos justicia social, debemos procurar eliminar las formas de discriminación que mellan la dignidad humana y debemos buscar un sistema de justicia que sea verdaderamente ciego e imparcial en sus fallos y eficiente en sus procesos y sus tiempos. Hacer que el Estado vaya más allá de estos puntos y que busque la igualdad distributiva de los ingresos, significa atribuirle un rol que no le corresponde y permitirle el robo legalizado del trabajo ajeno. Es un rol incongruente con una sociedad de personas libres.
La Paz, 05/09/08
La desigualdad es parte de la naturaleza humana: algunos nacen hombres, otras mujeres; unos disfrutan del fútbol, otros el basket; algunos mueren jóvenes y otros viejos. Los seres humanos diferimos en preferencias, aptitudes, creencias religiosas, hábitos alimenticios, rasgos físicos, laboriosidad, productividad, etc. Buscar igualdad en estas áreas es una tarea imposible, en la cual los gobiernos no deben tomar ningún rol.
Como dije al comienzo, la desigualdad es parte de la naturaleza, pero también es producto de la libertad que tiene cada individuo a tomar sus propias decisiones, a seguir su propio camino y a elegir ser diferente a los demás. No se puede ser igual a todos y a la vez ser libre. Y como decía Milton Friedman, premio Nobel de economía, “una sociedad que pone la igualdad por encima de la libertad, termina sin igualdad y sin libertad”.
En este punto es preciso hacer una distinción conceptual: la igualdad de resultados (aquélla que proclaman el socialismo y el comunismo) busca similares condiciones de vida para todas las personas. Por otro lado la igualdad de oportunidades es aquélla donde todos los individuos de una sociedad tienen acceso a las mismas oportunidades y cada individuo decide qué oportunidades tomar.
Los gobiernos que ponen un excesivo énfasis en la igualdad de resultados necesariamente terminan restringiendo las libertades de sus ciudadanos, y como la historia lo demuestra, empobreciéndolos.
Sin embargo, los Estados deben buscar que existan condiciones mínimas de oportunidades para todos sus ciudadanos. Y existe una desigualdad que los gobiernos deben combatir: aquélla que nace de la discriminación.
La discriminación que sufren las niñas en el acceso a la educación porque muchos padres prefieren que solo estudien sus hijos varones es una verdadera tragedia que debe combatirse. La discriminación que sufren las mujeres que, teniendo iguales calificaciones, en promedio ganan menos que los hombres, es también inaceptable. La discriminación y el menosprecio contra alguien por ser indígena, o negro, es algo indigno de estos tiempos. La discriminación en el acceso a la educación, a un puesto de trabajo, al sistema de justicia, al derecho de propiedad privada por motivos de género o raza mellan la dignidad humana y deben ser combatidos.
En Bolivia todavía existe este tipo de discriminación, todavía existen niñas que son discriminadas en el acceso a la educación por sus propios padres, todavía existe gente que cree que un blanco intrínsicamente vale más que un negro o un indígena, todavía existen hombres que creen que la mujer no debe salir de la cocina.
La otra desigualdad es la de la justicia, cuando es más lenta para algunos y más pronta para otros; cuando los fallos se determinan de acuerdo a amistades y billeteras; cuando un trámite tarda una eternidad.
Si como sociedad queremos justicia social, debemos procurar eliminar las formas de discriminación que mellan la dignidad humana y debemos buscar un sistema de justicia que sea verdaderamente ciego e imparcial en sus fallos y eficiente en sus procesos y sus tiempos. Hacer que el Estado vaya más allá de estos puntos y que busque la igualdad distributiva de los ingresos, significa atribuirle un rol que no le corresponde y permitirle el robo legalizado del trabajo ajeno. Es un rol incongruente con una sociedad de personas libres.
La Paz, 05/09/08
lunes, 1 de septiembre de 2008
Capitalismo y desigualdad
Javier Paz García
El capitalismo es sin duda el sistema que genera más desigualdad. ¿Es esto algo malo? Depende. Imaginemos una sociedad X de cinco personas donde cada una gana un dólar X(1,1,1,1,1). X claramente presenta la mayor igualdad posible. Ahora imaginemos una sociedad Y con la siguiente distribución Y(2,1,1,1,1). En Y, cuatro individuos ganan $1 y uno gana $2. Y es evidentemente más desigual que X. Sin embargo ¿alguien puede argumentar que X es mejor que Y? Es claro que ninguno de los individuos de Y está peor que los individuos de X, sin embargo la sociedad Y es más desigual. Y si tenemos una sociedad Z(5,1,1,1,1) tampoco podemos argumentar que X o Y sean mejor que Z, a pesar que Z es la más desigual de las sociedades.
El capitalismo sin duda genera desigualdad, pero también es el sistema que genera mayor riqueza y con el tiempo es el que más reduce la pobreza. Los Estados Unidos es una de las sociedades más capitalistas del mundo, es de hecho el símbolo del capitalismo. Es también una sociedad con mucha desigualdad, pero es una sociedad con poca pobreza. Hasta las familias pertenecientes a los estratos más pobres en Estados Unidos poseen un televisor y tienen calefacción en sus hogares; y si hablamos de pobreza absoluta, prácticamente no existen pobres en Estados Unidos. Es que solo generando riqueza se puede acabar con la pobreza. Pareciera algo lógico, pero para muchos la mejor forma de acabar con la pobreza es distribuyendo la pobreza entre todos. El caso de Bolivia viene a la mente. Es uno de los países más pobres de Latinoamérica con apenas un puñado de gente rica y sin embargo hay quienes creen que quitándoles a los pocos ricos y repartiendo entre los muchos pobres se va a acabar con la pobreza. El problema de esta política es que desincentiva la generación de riqueza, porque, si yo voy a trabajar y ser exitoso para que luego venga el gobierno y me quite el fruto de mi esfuerzo, entonces mejor es no trabajar tanto. Por otro lado, si el gobierno me va a dar bonos, para qué quiero trabajar.
Lo que pasa en las sociedades capitalistas es que pueden comenzar como X, luego pasan a Y o Z y luego otros individuos empiezan a subir sus ingresos donde a lo largo del tiempo tenemos algo así: X1(1,1,1,1,1), X2(2,1,1,1,1), X3(3,1,1,1,1), X4(3,2,2,1,1), X5(9,3,2,2,1). Por otra parte las sociedades socialistas están destinadas a vivir en X o Y con una igualdad que mantiene pobres a todos (con excepción de aquellos que están en el gobierno).
El campesino altiplánico que labra su tierra con buey y arado igual que hace 200 años no es más pobre que hace 200 años, es igual de pobre. El capitalismo no lo ha empobrecido, más bien no ha logrado mejorar sus ingresos a causa de no adoptar las herramientas del capitalismos. Los celulares, los aviones, los automóviles, el tractor agrícola, el aire acondicionado, las comidas enlatadas, la producción en masa, la televisión, etc. son productos de la libre iniciativa y el libre mercado, son productos del sistema capitalista, no fueron inventados por ningún gobierno, menos por un gobierno socialista. Estos inventos y mejoras causan que unos progresen más que otros, causan que exista mayor desigualdad. ¿Es esto malo? Personalmente prefiero la desigualdad de Estados Unidos a la igualdad de Cuba o la Unión Soviética.
La Paz, 29/08/08
El capitalismo es sin duda el sistema que genera más desigualdad. ¿Es esto algo malo? Depende. Imaginemos una sociedad X de cinco personas donde cada una gana un dólar X(1,1,1,1,1). X claramente presenta la mayor igualdad posible. Ahora imaginemos una sociedad Y con la siguiente distribución Y(2,1,1,1,1). En Y, cuatro individuos ganan $1 y uno gana $2. Y es evidentemente más desigual que X. Sin embargo ¿alguien puede argumentar que X es mejor que Y? Es claro que ninguno de los individuos de Y está peor que los individuos de X, sin embargo la sociedad Y es más desigual. Y si tenemos una sociedad Z(5,1,1,1,1) tampoco podemos argumentar que X o Y sean mejor que Z, a pesar que Z es la más desigual de las sociedades.
El capitalismo sin duda genera desigualdad, pero también es el sistema que genera mayor riqueza y con el tiempo es el que más reduce la pobreza. Los Estados Unidos es una de las sociedades más capitalistas del mundo, es de hecho el símbolo del capitalismo. Es también una sociedad con mucha desigualdad, pero es una sociedad con poca pobreza. Hasta las familias pertenecientes a los estratos más pobres en Estados Unidos poseen un televisor y tienen calefacción en sus hogares; y si hablamos de pobreza absoluta, prácticamente no existen pobres en Estados Unidos. Es que solo generando riqueza se puede acabar con la pobreza. Pareciera algo lógico, pero para muchos la mejor forma de acabar con la pobreza es distribuyendo la pobreza entre todos. El caso de Bolivia viene a la mente. Es uno de los países más pobres de Latinoamérica con apenas un puñado de gente rica y sin embargo hay quienes creen que quitándoles a los pocos ricos y repartiendo entre los muchos pobres se va a acabar con la pobreza. El problema de esta política es que desincentiva la generación de riqueza, porque, si yo voy a trabajar y ser exitoso para que luego venga el gobierno y me quite el fruto de mi esfuerzo, entonces mejor es no trabajar tanto. Por otro lado, si el gobierno me va a dar bonos, para qué quiero trabajar.
Lo que pasa en las sociedades capitalistas es que pueden comenzar como X, luego pasan a Y o Z y luego otros individuos empiezan a subir sus ingresos donde a lo largo del tiempo tenemos algo así: X1(1,1,1,1,1), X2(2,1,1,1,1), X3(3,1,1,1,1), X4(3,2,2,1,1), X5(9,3,2,2,1). Por otra parte las sociedades socialistas están destinadas a vivir en X o Y con una igualdad que mantiene pobres a todos (con excepción de aquellos que están en el gobierno).
El campesino altiplánico que labra su tierra con buey y arado igual que hace 200 años no es más pobre que hace 200 años, es igual de pobre. El capitalismo no lo ha empobrecido, más bien no ha logrado mejorar sus ingresos a causa de no adoptar las herramientas del capitalismos. Los celulares, los aviones, los automóviles, el tractor agrícola, el aire acondicionado, las comidas enlatadas, la producción en masa, la televisión, etc. son productos de la libre iniciativa y el libre mercado, son productos del sistema capitalista, no fueron inventados por ningún gobierno, menos por un gobierno socialista. Estos inventos y mejoras causan que unos progresen más que otros, causan que exista mayor desigualdad. ¿Es esto malo? Personalmente prefiero la desigualdad de Estados Unidos a la igualdad de Cuba o la Unión Soviética.
La Paz, 29/08/08
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