Javier Paz García
La salida de Evo Morales del poder fue verdaderamente milagrosa. Nadie inició el paro indefinido pensando que luego de 3 semanas Morales saldría escapando del país. Inicialmente lo que pedíamos era una segunda vuelta, ni siquiera nuevas elecciones. La revolución de las pititas logró sacar a una dictadura del poder que podría haberse quedado una década más. Ahora el objetivo número uno de la oposición democrática debería ser preservar la frágil democracia que tenemos y tomar medidas para que ningún aspirante a dictador pueda volver a hacer lo que hizo Morales.
Uno de los objetivos para preservar la frágil democracia debe ser conseguir que el MAS tenga la mínima cantidad de parlamentarios en el próximo parlamento. La incorporación de cada nuevo candidato no ayuda a ese propósito porque dispersa el voto. Esto debido a que aproximadamente la mitad de los diputados se eligen por mayoría simple por circunscripción. Entonces, en una elección donde participa el MAS y otras 3 candidaturas de oposición democrática se podría dar el caso de que en una circunscripción donde el 74% de la gente rechaza al MAS, sea el MAS el que gane el diputado, porque si los 3 partidos de oposición reciben cada uno una votación de 24% y el MAS saca 25%, el MAS es el partido más votado en esa circunscripción. Es cierto que este es un caso extremo, pero si consideramos que aparte de 3 candidaturas fuertes (Camacho, Mesa y Áñez) aparecerán otras candidaturas menores que podrían dispersar entre el 5 al 10% de la votación total, entonces es aun más crítico el panorama. La dispersión ayudará al MAS a ganar diputados en circunscripciones donde entre el 50% y el 70% de la gente los rechaza. Las encuestan indican que el MAS tiene un 25% de la preferencia. Una vez inicien la campaña podrían subir al 30% y con esa votación podrían terminar con el 40% del parlamento gracias a la dispersión del voto, convirtiéndose de lejos en la bancada más grande. Eso sería catastrófico.
Se equivocan quienes se alegran de las aparentes divisiones y peleas en el MAS por motivo de la elección de su binomio. Hay peleas y hay molestias, pero a la hora de votar, ningún cocalero dejará de votar por el MAS porque no pusieron a Andrónico y quienes están molestos porque no fue Choquehuanca primero, no van a votar por Jeanine, Camacho o Mesa, van a votar por el MAS nomás. La dupla fue bien elegida porque apela a las clases medias y a los indígenas de occidente, donde el MAS puede crecer todavía.
Argumentos que he escuchado con frecuencia, incluso de quienes apoyan a otros candidatos es que en democracia todos tenemos derecho a participar, que no hay que tener miedo, que pedir un frente único es casi antidemocrático y que mientras más candidatos más democracia. En condiciones normales esto es cierto, pero estas no son condiciones normales, en Bolivia todavía hay el riesgo de que regrese la dictadura y hay que tener la altura intelectual y patriótica para dejar de lado las ambiciones personales en aras de preservar la democracia. Plantear el tema desde la perspectiva de que si tiene o no derecho, me parece un error, no se trata de tener derecho, se trata de tener responsabilidad con su país. Yo tengo derecho a lanzar un sonoro eructo en un restaurante, no hay ningún impedimento legal al respecto, pero no es correcto y no debo hacerlo. Jeanine tiene derecho a postularse, pero es una irresponsabilidad haberse postulado, porque genera una dispersión del voto y beneficia a las aspiraciones antidemocrática del MAS.
La postulación de Jeanine es un error porque la distrae de su gestión y nos distrae a todos. En los últimos días las discusiones políticas giran en torno a este tema. Al poco tiempo de asumir, acertadamente indicó que ni ella ni sus ministros se referirían a los candidatos o intervendrían en la campaña. Pues hace semanas que han abandonado esa línea desde que sus ministros empezaron a declarar “a título personal” que creían que Jeanine debería postularse. Es una distracción y es un retraso en la gestión tener que cambiar ministros para conformar un gabinete de campaña.
La postulación de Jeanine es un error porque la equipara a Evo. Desde la recuperación de la democracia en 1982, hay solo dos personas que han utilizado al canal estatal para anunciar sus candidaturas: Evo Morales y Jeanine Áñez. Desde la recuperación de la democracia en 1982, hay solo dos personas que han sido candidatos mientras ejercen la presidencia: Evo Morales y Jeanine Áñez. Si gana Jeanine Añez, ella y Evo Morales serán las únicas personas que han gobernado periodos consecutivos desde 1982. La carta de renuncia de su ministra de comunicación es lapidaria, precisamente por el uso del canal estatal para lanzar su candidatura. La respuesta del partido de Áñez en la voz del senador Carlos Pablo Klinsky es acusarla de guerra sucia y de vínculos con Sánchez Berzaín. ¡Qué creatividad, qué nivel intelectual! Solo le falto incluir al imperio para que sea una copia textual de los ataques ad hominem de Evo Morales a sus opositores. ¿Estas son las personas que luchaban contra el MAS para salvar a Bolivia del totalitarismo y recuperar la decencia en la política? Y si la acusación de Klinsky fuera cierta y Lizarraga fuese una marioneta de Sánchez Berzaín, ¿qué? ¿Acaso su acusación de que Jeanine usó el canal estatal con fines electorales deja de ser cierta? Un ejemplo más de cómo su candidatura la ha desviado de lo que hasta entonces aparentaba ser un gobierno muy bueno, enfocado y decente.
La postulación de Jeanine es un error porque, mirando un poco más allá, el siguiente gobierno será muy difícil, con convulsión social alentada por el MAS, con la necesidad de hacer reformas serias y a veces impopulares y con una desaceleración de la economía producto del ciclo mundial y también del despilfarro masista. Yo no creo que quien gane estas elecciones llegue con popularidad para ser reelegido en cinco años y el MAS va a trabajar incansablemente para bloquear y boicotear al siguiente gobierno y se va a preparar para retomar el poder. Jeanine Áñez hubiera sido la figura unificadora de la oposición para la siguiente elección. A mí no me preocupa que el MAS gane esta elección, me preocupa que gane la siguiente. Ya no hay ese candidato unificador y la angurria de poder y la dispersión del voto será aun peor en la subsiguiente elección.
Algo curioso sobre el partido que la postula, Demócratas, es que en la elección de octubre, cuando la campaña del voto útil de Mesa les fue restando adeptos incluso en Santa Cruz, sacaron una campaña apelando al voto cruceño para el candidato cruceño. Para esa elección no había ninguna posibilidad de que gane el candidato cruceño, Óscar Ortiz. Hoy sí existe la posibilidad real de que un cruceño sea presidente, y no cualquiera, sino la persona que lideró la revolución que sacó a Evo del poder y es precisamente el partido Demócratas con la postulación de Áñez, quien más daño le hace a tales aspiraciones.
La postulación de Jeanine es un error, porque ella prometió varias veces que no se postularía, porque en sus propias palabras, sería una deshonestidad hacerlo. Es cierto que otros candidatos también prometieron no postularse y no cumplieron, pero que otros falten a su palabra no es justificativo para imitarlos. Además ella hizo ese compromiso siendo presidenta y debería honrar la posición que ocupa y finalmente porque ella encabeza un gobierno de transición que salía de lo que muchos consideran un golpe de Estado y era importante dar esa señal de transición hacia otra persona.
La postulación de Jeanine es un error porque deja un mal sabor, la sensación de que traicionó a la revolución que la puso donde está, de que no estuvo a la altura histórica de las circunstancias, de que fue tentada por las mieles del poder y que es un desprestigio al proceso de transición democrática. No lo digo yo, lo dice su propia ministra, Roxana Lizárraga, pero claro, ella es mandada por Sánchez Berzain. Lo dicen Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, pero claro, ellos tienen un interés porque compiten por el mismo puesto. Lo dice Jaime Paz Zamora, pero seguramente se justificarán diciendo que es un político viejo neoliberal que tiene preferencia por algún otro candidato. Lo dice Andrés Oppenheimer, un periodista extranjero que no tiene ningún interés personal en el país, que no tiene ninguna preferencia por ningún candidato y cuya línea siempre ha sido el respeto a la democracia, al Estado de derecho y a las libertades civiles, políticas y económicas. Y no lo dice tibiamente, califica la candidatura de Jeanine Áñez como una vergüenza. Concuerdo con él.
Santa Cruz de la Sierra, 28/01/01
http://javierpaz01.blogspot.com/